No es serio

Se tiene uno que aguantar la risa antes de escribir que hoy empieza la campaña para las elecciones del 28 de mayo. Hasta donde uno mira hacia atrás en el calendario todo ha sido campaña, solo que le anteponíamos el prefijo pre no se sabe si en una especie de autoengaño o de tomadura del tupé del personal. Aceptaría que se tratara simplemente de una cuestión simbólica, de colocar una rayita imaginaria para iniciar la cuenta atrás de 16 días (15, descontando la chufla del día de reflexión) hasta el momento de abrir los colegios electorales. Pero ni ese rito respetamos. No hace tanto, era sagrado que no se podía pedir el voto hasta las cero horas del viernes de dos semanas antes de los comicios. Ahora todos los actos de inicio de campaña tienen lugar en la tarde de la víspera, aunque como vimos ayer mismo, algunas formaciones se estrenan incluso por la mañana. Les admito que lo que comento es una tontería, pero, de alguna manera, también nos da la medida de lo poco en serio que nos tomamos algo tan sagrado como la elección de nuestros representantes en las instituciones.

No es primera vuelta

Pecado mayor, si pensamos que, en este caso, esas instituciones son las que tenemos más cerca. Es decir, las que, injerencias aparte, tienen una mayor capacidad para mejorar o empeorar nuestra vida diaria. Y aquí enlazo con una de mis grandes preocupaciones ante las urnas de dentro de dos domingos. En casa, o sea, en los cuatro territorios en que se publican estas líneas, nos jugamos muchísimo el día 28. Me pregunto si seremos capaces de fijarnos en todas las cuestiones que nos tocan más de cerca o si nos dejaremos despistar por la batalla española que, resumiendo, ha convertido esta contienda donde debe imperar la proximidad en una primera vuelta de las generales de finales de año.

Centrarse

Sin desdeñar el interés de esa disputa, en Nafarroa, Gipuzkoa, Bizkaia y Araba (igual que en sus capitales y en el resto de sus municipios) debemos centrarnos en nuestras propias batallas. Empezando por la Comunidad Foral, queda por ver si se revalida por tercera vez un gobierno de progreso y con qué distribución de fuerzas. Respecto a la demarcación autonómica, la batalla de Gipuzkoa se presenta todavía abierta. Y qué decir, dentro del territorio alavés, de la pugna por la capital, con encuestas que apuntan (en 2015 y 2019 se equivocaron con estrépito) incluso a un triple empate. En cuanto a lo de Bizkaia, su capital y sus pueblos más grandes, el enemigo a batir para quien mantiene la hegemonía es el exceso de confianza. Lo dicho, hay que centrarse.