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Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

La ziaboga de Ibarrola en la Plaza de la Cruz

La ziaboga de Ibarrola en la Plaza de la CruzIÑAKI PORTO

La leyenda dice que rectificar es de sabios, pero no es eso algo que abunde en la política. Casi siempre se opta por la más prepotente de mantenerla y no enmendarla, aunque ese camino casi siempre siga una linde que termina en un precipicio. La alcaldesa Ibarrola recula y parece situarse en el plano de los sabios paralizando el aparcamiento de la Plaza de la Cruz ante el creciente malestar y oposición de vecinos y comerciantes de esa zona del 2º Ensanche y alumnos y profesores del Instituto. Una ziaboga rara en las andanzas históricas de UPN en Pamplona, un compendio de imposiciones por encima de la opinión de la ciudadanía. Aunque es cierto que quizá en otro barrio de Iruña no hubiera sido así. Ibarrola ha decidido frenar el despropósito que le dejó como herencia envenenada en el cajón de su despacho Maya antes de echar a correr en el último minuto de sus cuatro años de desastrosa gestión para la ciudad. Abrir un diálogo honesto y creíble con los vecinos, comerciantes y demás afectados sobre un aparcamiento colado con calzador parece una posición más responsable que seguir adelante contra todas las evidencias de su alto coste para la convivencia vecinal, para el negocio y vida del comercio local y para la estabilidad académica del Instituto. Son ellos quienes han organizado y mantenido desde el principio la movilización social contra el aparcamiento. Es cierto que la mayoría democrática del Ayuntamiento de Iruña (EH Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin) han respaldado esas demandas y exigido paralizar las obras y anular el contrato con la empresa privada que impulsa por intereses particulares esa tropelía urbanística en suelo y calles públicas de la ciudad. Pero han sido eso, apoyos, pero ni impulsores ni instigadores como sabe todo el barrio y toda la ciudad a una iniciativa ciudadana que en todo momento ha mantenido su propia vía independiente. Ahora su responsabilidad política es dialogar con Ibarrola y hacer valer su mayoría democrática en el Ayuntamiento. La alcaldesa debe reflexionar que ese proyecto nació gafado por el dedo de la imposición desde su inicio y el coste político de empeñarse en ello. Si hay que indemnizar a la constructora, a la cuenta de quien decidió firmar este error. No sé si Ibarrola gira porque la presión de sus propios votantes en esa zona de Iruña, donde UPN es mayoritario, era ya difícil de obviar. O porque la falta de apoyos mediáticos y políticos –ni siquiera el PP se posicionó a su favor y optó por ponerse de perfil–, le dejó sola. O porque quizá la demanda de plazas en ese aparcamiento a un alto coste no era la previsible y apuntaba dificultades para su viabilidad. O porque ha apostado con este gesto por un último intento de evitar, o al menos aplazar, la posible moción de censura que pende sobre su alcaldía. Pero, al menos, Ibarrola sabe que para intentar superar la minoría de 9 concejales sobre 27 necesita ofrecer diálogo y consensos. De lo contrario, siguiendo las estelas y actitudes de Barcina o Maya, su futuro al frente del Ayuntamiento de Iruña será otro tiempo de fracaso e inutilidad para la ciudad y para las pamplonesas y pamploneses. Ibarrola parece haberlo visto. Pero, sobre todo, que no olvide que los vecinos y comerciantes del barrio siguen atentos y no se van a dejar engañar ni engatusar solo con buenas actitudes y buenas palabras.