Tras un verano políticamente frenético parece que la actualidad institucional en Madrid se toma una pausa, un impasse de espera mirando a la posible investidura o repetición de elecciones. La actualidad estatal, porque el panorama internacional sigue salpicado de hechos que en otros momentos casi serían las noticias del año: Trump con un pie en la cárcel, el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, que lideró un motín contra Putin, muere al estrellarse su avión, la guerra de Ucrania que no cesa, el populismo neoliberal avanza en Argentina… El mundo sigue revuelto. Pero dentro de nuestras fronteras el escándalo de Rubiales es lo que ha copado las portadas de esta semana.

Fútbol sí, pero mucho más que fútbol. Sus palabras y acciones machistas no tienen defensa. Pero más allá del personaje, que esperemos tenga sus días contados al frente de la Federación, su discurso, la pasividad de algunos, los palmeros y sus aplausos y el arrope mediático político de una parte de la sociedad, aunque claramente minoritaria, han vuelto a ponernos sobre aviso que la corriente ultraderechista que parecía encarnar Vox en la superficie política, tiene un fondo social más extendido y sólido de lo que se podría pensar una vez tranquilizado tras el pinchazo del globo el electoral de esa sigla. Las urnas pararon el pasado mes de julio a la ultraderecha, pero sus votantes y quienes compran su discurso siguen donde estaban y no parecen dispuestos a esconderse. Al contrario afloran, como ha aflorado ahora con Rubiales el machismo que siempre ha estado en el mundo del fútbol y sus entramados de poder y dinero. Por eso, de este nuevo golpe de realidad contra las mujeres hay que aprender, porque hay una verdad que se conforma de todo aquello que está oculto y acaba saliendo, como la punta de un iceberg. Lo vivido estos días nos recuerda que no hay que bajar la guardia ante el machismo, ni ante los poderes que lo sostienen. Hoy más que nunca hay que seguir trabajando desde la educación, la convicción social y la buena política para no retroceder en materias claves como la igualdad y avanzar en todos los derechos básicos. Porque tristemente hay quienes se acomodan en el asiento del negacionismo y desmontan departamentos e institutos de igualdad, quienes tratan de invisibilizar a las mujeres víctimas de la violencia machista y tergiversan la realidad para acomodarla a sus intereses machistas. A veces no se les ve, pero todavía están.