La cultura que tantas veces es un lugar seguro, hay momentos en que se convierte en algo necesario para entender lo que nos pasa, para facilitarnos el camino sea cual sea el destino al que queramos llegar. Como esa escritura que va más allá de la ficción, que nos adentra en territorios en los que siempre nos cuesta entrar. En las emociones, en las vivencias no gratas, en el dolor, en la vergüenza, en la incomunicación, en la familia como espacio hostil, en el desamor, en las dificultades para relacionarnos en muchas de las conductas cotidianas. Literatura que habla de la tristeza y las ausencias, de la memoria, de las heridas que nos van marcando, pero también de la fuerza, de los sueños, del amor, del deseo, de la esperanza, del futuro, de la amistad, de ser felices y de la familia como refugio. Literatura que nos acerca a nosotras mismas, a nuestras preguntas tantas veces sin respuesta, a los miedos a encontrar la respuesta que no creemos adecuada o al silencio como única salida posible. De todo esto y mucho más han hablado esta semana en Iruña las escritoras que han participado en el programa Letraheridas. Ellas han puesto voz y palabras a lo que tantas veces se queda en silencio; y lo que no se nombra no existe. Un reflejo de que la literatura escrita por mujeres está en uno de sus mejores momentos, también en Navarra con autoras y libros de gran calidad. Escritura para entendernos y entender. Palabras sanadoras, que siempre son bienvenidas. Cultura reparadora y terapéutica, como la danza liberadora y catártica de Martha Graham.