Viendo las imágenes del festival patriótico que montó la derecha navarra el domingo a cuenta de lo de Sánchez –la derecha siempre se suele adjudicar la patria, le interesa más que quienes la habitan– llamaba la atención la nula intención de UPN de acercarse a la primera fila, donde sí estuvieron pillando cámara la plana mayor del PPN, con los tránsfugas Sayas y Adanero a la cabeza y con García Malo, Salanueva, Pérez Lapazarán o Alba, junto al actual presidente, Javier García, y al incombustible Del Burgo. Nadie de UPN, en cambio, acudió a esos lugares en los que todos sabemos que sí o sí te cae la foto o el tiro del cámara de televisión.
¿Los motivos? Los ignoro, aunque quizá no les resultaba cómoda la imagen junto con sus hasta hace poco socios y ahora enemigos –al menos por los votos del electorado– o simplemente querían marcar distancia de un acto marcadísimamente españolista, una imagen de la que no reniegan pero de la que tal vez quieran distanciarse un poco de cara a su electorado. En todo caso, sí que hubo representación de la coalición que fundara Aizpún y allí se pudo ver a varios integrantes como Ansa, Álvarez, Ibáñez y otros representantes municipales. No así dos de sus caras más destacadas, la de su presidente Javier Esparza, ni la de la alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola.
UPN, que afronta su tercera legislatura en Navarra sin catar poder, no quiso o no pudo buscar un especial rédito político de la manifestación del domingo, y quizá toda esta falta de contundencia haya que achacarla a un proceso interno que se abrió claramente cuando Esparza anunció que ya no se presentaría a otra reelección ni como presidente ni como candidato. La formación regionalista anda a la espera de encontrar entre sus filas a alguien que la lidere para los próximos años y por ahora no se vislumbra a nadie. De momento, como el domingo, con perfil bajo.