Entre las conversaciones que mantengo con mi amigo Mieltxo hay algunas inverosímiles porque, dedicado como se dedica él al análisis del personal de la cosa pública, de la gente de la farándula y también del personal soez, algunas de nuestras charlas tratan de sus gustos, amoríos, peripecias y aficiones, extravagantes o curiosas, cristalitos que brillan en una vida como otra cualquiera. Es interesante saber de la gente y de sus cosas, porque se pueden construir entonces puentes que llevan a la cercanía e incluso llega a surgir la empatía, comprensión, afecto... Saber todo de todo el mundo es otra historia, resultaría aterrador, además de inservible, cotilleo. Hay que ser serio –un ignorante consciente– para no morir aplastado en el intento de saber demasiado.

Estados Unidos está creando una súper inteligencia artificial con todo el conocimiento científico. “Está destinada a convertirse en una herramienta revolucionaria para todos los científicos del planeta que podrán realizar consultas, accediendo a todo el saber humano, interrelacionado de una forma que hasta ahora era imposible, desde un solo punto y en una conversación con un oráculo”, dice la información. Todo el conocimiento metido en un recipiente. Una maravillosa aventura. Se trata de un hecho tan gigantesco en el planteamiento y enorme en su dimensión que no es fácil imaginarlo. Todo ordenado en una caja valiosa en la que meterse y bucear, conectar y entender, relacionar y emprender quizás algún camino nuevo. Con mucho menos se han hecho películas.

A la espera de lo que pasa con la construcción del sabelotodo universal, por el momento parece que no hay aparato ahora, ni se llegará a crear después, que sea capaz de contener todas las falacias, tonterías, mentiras y disparates que ha creado el ser humano. Eso sí que sería un invento, gigantesco. Quizás algún espacio de televisión o programa de partido político sirva de modelo.

Llega una gran máquina para el conocimiento, mientras ya abundan artilugios chiquititos para el desconocimiento.

A veces Mieltxo tiene razón cuando dice que hay mucha basura.