El lanzamiento de miles de farolillos el miércoles fue un éxito de participación, así que hay que felicitar a quien tuviera la idea de copiar la idea de Bayona. Copiar bien también es una virtud. Dicho eso, el mero hecho de que algo sea un éxito de participación no implica que sea un éxito de organización. Y no lo fue, fue, según muchos asistentes, un agobio, un atasco de personas, coches y villavesas y un trastorno importante en todo el centro de la ciudad durante buena parte de la tarde. Esto, que seguro que ha llegado al equipo municipal, seguro que hay maneras de minimizarlo de cara al año que viene.

Del mismo modo, centralizar el reparto de farolillos en lo Viejo en calles muy cercanas hizo que las colas también colapsasen algunas vías, en un día en el que el centro de la ciudad ya estaba de por sí lo suficientemente abarrotado. Seguro que se toma nota de todo esto y se trata de hacer mejor, aunque al parecer en esta sociedad cuando criticas aspectos negativos de una iniciativa alegre y positiva se te echan al cuello. Nada, nada, la crítica constructiva siempre va a estar bien, así que si hay que cortar el tráfico o buscar otros puntos de la ciudad u otros días de entrega de los farolillos o lo que sea, que se estudie.

Vídeo de la suelta de farolillos en Pamplona por San Saturnino

Vídeo de la suelta de farolillos en Pamplona por San Saturnino

Porque, y a esto segundo también voy, la evidencia es que hace unos meses se prohibió un acto privado similar. Y la evidencia es también que Maya prohíbe a los olentzeros de los barrios ir por las calzadas y tienen que ir por las aceras, mientras que ahora el ayuntamiento colapsa la ciudad y no pasa nada. Entonces, el mensaje es claro: Ibarrola no tenía mando cuando Maya prohibía cosas, pero lo tiene ahora. Si tú te arrogas el poder de organizar cosas chulas pero que molestan a muchos –coches parados hora y pico– tienes que actuar igual ante los demás. A ver si es verdad y aquí podemos pasarlo bien todos. Con orden y bien organizado, pero todos.