¿Quién no ha comprado alguna vez una camiseta, un jersey de lana de colores, una riñonera, un anillo o unos pendientes en Jitu? Y entre los euskaldunes ¿quién no ha escuchado miles de veces su anuncio en Euskalerria Irratia desde hace más de 30 años? Esta pequeña tienda es un lugar especial por el que parece que no pasa el tiempo y en el que cada vez que entras parece que vuelves a tener 15 años. Ahora este mítico establecimiento hippie de Mercaderes echa la persiana por jubilación después de cuatro décadas.

Es una pena, pero la verdad es que su dueña, Belén, se lo tiene más que merecido. Con poco más de veinte años emprendió su negocio en un local que por entonces era una tienda de Establecimientos Alonso (sí el de “febrero el mes pijamero” y anuncios radiofónicos de este tipo). Allí se instalaron, pintaron la fachada de azul y pusieron el vistoso cartel que ahí sigue hoy en día.

Cuenta Belén que en la década de los 80 había diez o doce comunas en Navarra, que se dedicaban a la artesanía y a hacer ropa que coloreaban con tintes naturales. Entre ellas la conocida comuna de Lizaso, con sus ropas teñidas de naranja intenso. De todas estas comunidades traían piezas artesanas y también regalos y complementos de la India y de otros lugares lejanos que resultaban de lo más exótico en nuestra pequeña capital, como lámparas turcas, tapices con diseño de mandala, cuencos tibetanos, esencias… Más tarde comenzaron a vender género de marcas de moda, como los vestidos Surkana, sandalias y botines Artpelle, chaquetas Coline o bolsos Mugling.

Ahora todo esto se acaba. Pronto cerrará sus puertas y seguro que se instala alguna franquicia plasticosa de esas que invaden los centros históricos de las ciudades. Una lástima.