Castejón acoge hoy un pequeño acto en conmemoración de los acontecimientos que tuvieron lugar hace 130 años conocidos como la Gamazada. Un pequeño y modesto recuerdo de lo que fue posiblemente el último movimiento fuerista en defensa de Navarra como sujeto político. Se desarrolló entre 1893 y 1894 como una respuesta popular y municipalista de profundo contenido político al intento de Germán Gamazo, entonces ministro de Hacienda, de laminar los restos del naufragio foral que malsobrevivieron a la imposición de la llamada Ley Paccionada de 1841 (que eliminó la consideración política de Navarra y la redefinió como una provincia más).

Es poco lo queda ya de los viejos Fueros tras 1841, la dictadura franquista, un Amejoramiento diseñado en la llamada Transición para mantener el estatus de aquella mala ley para Navarra y que mantiene buena parte de los compromisos firmados hace más de 40 años sin cumplirse y las ofensivas centralistas de los sucesivos gobiernos en Madrid tanto del PP como del PSOE. De la Gamazada, Navarra heredó el Monumento a los Fueros, nunca inaugurado de forma oficial, el Libro de Honor de los Navarros, donde se recogen los nombres y apellidos de los más de 120.000 navarros que entonces firmaron para defender Navarra y sus fueros y en contra del recorte de derechos que intentó Gamazo, y, entre otras estrofas y jotas, las Coplas de Monteagudo de Joselico Jarauta.

Lo que no logró hace 130 años Gamazo se lleva intentando conseguir por la vía de los hechos jurídicos y políticos. La lluvia de recursos de inconstitucionalidad contra leyes forales aprobadas den el Parlamento de Navarra ha sido una constante. El nacionalismo español, de derechas o de izquierdas, que intenta imponer una imaginaria España uniforme y centralista, lleva años empeñado en recortar, cuando no anular, los derchos históricos y el Estado plurinacional, y en ese discurso político, que repiten partidos y medios con los mismos esquemas y argumentos que ya proclamaban en el siglo XIX, el autogobierno de los regímenes forales de Navarra y la CAV es un objetivo prioritario pese a que forman parte del corpus constitucional de 1978 y cuentan con el reconocimiento en el ámbito fiscal de la propia UE. El espíritu de Gamazo, acompañado de los navarros que siempre han antepuesto sus intereses personales a los intereses reales de Navarra, nunca descansa en los pasillos y salones de esa irreal España que anida en Madrid.

El mal llamado Amejoramiento del Fuero que nació precisamente para liquidar cualquier posibilidad de recuperar las capacidades de una reintegración foral plena de los derechos históricos de Navarra es la versión actual de la vieja obsesión de Gamazo. La reintegración foral ha sido una reivindicación política histórica desde la ley de 1841 y ahora está escondida en el cajón de los olvidos, mientras la importancia del autogobierno para Navarra pierde presencia en el debate político y se difumina en la sociedad. Una de las inscripciones del Monumento a los Fueros dice: “Juraban nuestros reyes guardar y hacer guardar los fueros sin quebrantamiento alguno, mejorándolos siempre y nunca empeorándolos y que toda transgresión a este juramento sería nula, de ninguna eficacia y valor”. El espíritu de la Gamazada apenas es hoy un difuso recuerdo en los libros.