No estaba previsto. Fue una pequeña encerrona. Pero en un acto como el de esta mañana no podía no hablar José Mari Esparza. El autor y editor, alma de Alttafaylla, ha intervenido antes del cierre, en apenas unos pocos minutos antes de que Óscar Rodríguez, de la asociación Laubide, diera por terminado el emocionante acto popular que ha acogido el patio de las bodegas Marqués de Montecierzo.

Esparza lo ha arrancado a su manera: con una jota a capela. "Gente de muchos bemoles, somos los vasco navarros, 500 años a hostias y aún no somos españoles".

Ha sido el comienzo de una discurso breve, espontáneo, al estilo llano del editor, cariñoso con el recuerdo de la partida del tafallés López Zabalegui, que amenazó con volver a empuñar el fusil si fuera necesario, y con el también tafallés Teodoro Galarza, que llevó su republicana al mismo acto en el que Arana exhibió su ikurriña primigenia, en lo que fue "un paso más allá de los fueros, una voluntad emancipadora".

"Este es un país que ha sobrevivido por la negociación, y por la lucha y por la fuerza", ha recordado, antes de mencionar que hasta el poderoso Martínez Campos advirtió de lo que podía pasar si se reprimía a los territorios forales.

Esa esencia de negociación, pero también de lucha, de "rama de olivo pero de resistencia, en el Parlamento o en el monte", marca al pueblo vasco, que conjuga un verbo por encima de cualquier otro: resistir. El pueblo vasco, con muchas diferencias entre sí, tiene que tener claro que debe remar junto contra los nuevos 'gamazos'. Y el mayor Gamazo, ahora, es "la globalización", donde "los pueblos pequeños se van al carajo". "Necesitamos unidad, los vascos tenemos diferencias entre nosotros, pero tenemos que tener muy claro que remamos en una txalupa muy pequeña que se llama Euskal Herria, así que unidad y lucha", ha terminado.

Nabarralde: "Mientras tengamos claro que somos un pueblo, los 'Gamazos' tendrán algo que temer"

Iñigo Larramendi fue el encargado de hablar en nombre de Nabarralde. Larramendi insistió en que quien no recuerda su historia está condenado a repetirla y enmarcó la Gamazada en la larga lista de “actos de resistencia” del pueblo vasco, que son lo único que han permitido “conservar algo” de la propia personalidad.

“Si en cada momento de la historia nos han respetado es porque tenían miedo”, razón por la que llamó a tener un “pueblo movilizado” capaz de plantar cara a “los Gamazos del siglo XXI”. “Mientras tengamos claro que no somos una suma de provincias, sino un pueblo, los Gamazos seguirán teniendo algo que temer”, resumió, antes de leer un par de párrafos del capítulo sexto del Príncipe de Maquiavelo, ese que resume –con toda la lucidez del maestro florentino para oler el rastro del animal político– qué pasa con los pueblos conquistados. 

Betiko Lagunak: "Castejón reivindicó la perentoriedad del pacto como herramienta de convivencia"

Fue un momento especial para David Salinas, miembro de Betiko Lagunak e hijo de castejonero. Por fin pudo brindar a su padre la colocación de una placa que cuenta un hecho que tiene una repercusión brutal en la historia política del pueblo vasco. “Castejón asistió al nacimiento de un movimiento político al calor de la solidaridad interterritorial mostrada en defensa común del residuo de libertades subsistente a las guerras carlistas; en Castejón empezó todo”. El acto “pacífico” escenificó “la defensa y reivindicación de lo que es propio, y de la perentoriedad del pacto como herramienta de convivencia”. “Y no es mal momento para recordarlo, en un tiempo en el que, a la singularidad, nacida de una historia que hay que conocer y respetar, se la quiere disfrazar absurdamente de privilegio y de desigualdad”.