Esta semana María Jesús y su acordeón han llevado todo su repertorio fiestero a varias residencias de ancianos de Navarra. La gente ha disfrutado de lo lindo. Han bailado, han cantado y han recordado los mejores momentos de sus vidas. Y al leer todo esto me ha invadido una idea agobiante: ¿qué pasará cuando seamos nosotros los que estemos en las residencias de ancianos de aquí a nada?
Es evidente que la población envejece a pasos agigantados. Según algunas estimaciones en algunos países mediterráneos, como España o Italia, se prevé que los mayores de 65 supongan el 46% de la población para 2050. Más jubilados, más viejos y, seguramente, más exigentes. Hay muchos estudios que muestran que a medida que los baby boomers envejecen demandan el mismo tipo de productos que antes, pero adoptados a su nueva posición en el ciclo vital, a su nueva situación familiar y a su mayor edad. Y todo ello además, desde una posición en la que ya no tienes que esforzarte por gustarle a nadie, ni demostrar lo que vales, ni ser el número uno en nada. Un nicho de consumo muy interesante. De hecho, cada vez se habla más de la Silver Economy, o ‘Economía Plateada’, llamada así por los cabellos plateados de los seniors, que es la manera fina y moderna de llamar a los viejos. Esta economía hace referencia al conjunto de negocios que se generan en torno a la población de mayor edad y que van aumentando y diversificándose de día en día.
Y mientras el mercado cambia y se adapta a las exigencias de las nuevas abuelas y abuelos ¿las residencias de ancianos seguirán llevando mariachis, joteros y pajaritos por aquí y pajaritos por allá? Yo no me veo, la verdad.