El chaval pide permiso para ir a fiestas de Puente. Su padre le mira y antes de responder constata que ya no es un niño y está dejando atrás la adolescencia. En realidad, al muchacho se le está poniendo cuerpo de delantero centro alemán. Es tiempo de ir soltando las riendas. Mientras el debutante ya ha ido ganando tiempo a la hora de volver a casa, el sentido paternal de protección no se retira ni un centímetro: no lo hará nunca.

Y el padre acabará cediendo porque él pasó por lo mismo en tiempos de más riesgos y ninguna vigilancia en las carreteras y ahora existe, al menos, la garantía del Voy y vengo. Además, si es el momento de dar el paso de las fiestas de la Cuenca al mundo exterior, qué mejor destino que saltar del Carrascal a Valdizarbe y tener el primer contacto con esa localidad que invita a la diversión. Solo tengo buenos recuerdos de aquellas noches que acababan confundiéndose con la mañana, de las vaquillas corriendo la calle arriba y abajo y de la hospitalidad de la gente.

Así que si ha llegado el momento de iniciarse en esa etapa formativa en esta tierra que es Navarra en fiestas, Gares es la mejor puerta de entrada. Porque, como repite un amigo afín a la villa, “Gares es la capital del mundo”. Algo indiscutible un 24 de julio.