No es descuido, es intención. Ensuciamos con conciencia. La urbanidad, módulo básico de convivencia social. Antaño se calificaba en la escuela. Flojeamos y a veces nos comportamos como auténticos marranos. Las policías locales de la Comarca de Pamplona estuvieron un mes en campaña de vigilancia en torno al bolseo y abandono de voluminosos en la vía pública. Se supone que de la información se pasó a la sanción. Pues habrán recaudado mucho porque el panorama es lamentable. El abandono de una bolsa es falta leve. ¿Igual cerrada que con el contenido desparramado? ¿Lo mismo depositada en el suelo que colgada cual pendiente del eje del contenedor? El depósito de voluminosos se considera grave o muy grave, con multas que pueden llegar a los 3.000 euros. Cualquier persona, cualquier día, encuentra infracciones a su paso por la cercanía de contenedores. La vegetación arrasada en el margen exterior de la cuesta de Beloso descubrió la cantidad de basura escondida. Contenedores y papeleras de refuerzo en concentraciones festivas, ya urbanas ya en parajes naturales, no disuaden del abandono de basura donde más a mano nos quede. La desidia de los guarros. A pie del contenedor de ropa y calzado suele quedar un expositor de mercancía. ¿Por si alguien la aprovecha antes de que un empleado de limpieza la introduzca en el interior? En este caso no cabe la presunción de olvido de la tarjeta... Y aún se ven con demasiada frecuencia voluminosos de diversa índole en el entorno de los contenedores. Tampoco estaría mal dotar a estos recipientes de sensores de orina en proximidad o en contacto directo. Con una potente alarma delatora del alivio mingitorio y sonido personalizado según la morfología del correspondiente aparato urinario, que ellas se han incorporado al hábito de ellos. En fiestas sería una escandalera. Las excusas no eximen. Tras un periodo de tolerancia, tocan repercusiones económicas. Para revertir a sostenible una actitud insostenible.