Después de proclamarse hace unos días campeona de Europa contra el reloj, ayer la ciclista navarra de 17 años Paula Ostiz Taco se levantó nada más y nada menos que la medalla de plata en el Campeonato del Mundo en ruta que se está celebrando en Zurich, en un sprint en el que se jugaron oro, plata y bronce.
Si no recuerdo mal, solo Miguel Indurain –dos platas y un bronce en ruta y un oro en crono en profesionales– y Miguel Morrás –oro en ruta junior– habían obtenido antes para Navarra medallas en Mundiales UCI. Ostiz, que acaba de ser fichada por el equipo profesional Movistar –gestionado por la empresa Abarca de Eusebio Unzué, radicada en Navarra–, tiene toda su carrera deportiva por delante y, por lo que parece, un brillante futuro, aunque esto es deporte de élite y cualquier cosa puede suceder ya que es muy joven y tendrá que contar con toda la suerte necesaria para ir esquivando obstáculos.
En cualquier caso, un claro espejo en el que puedan mirarse tanto las jóvenes ciclistas navarras y, por supuesto también, los jóvenes ciclistas de esta tierra que tantos y tan buenos corredores y corredoras ha dado, aunque en el apartado femenino no haya habido últimamente tantas corredoras de alto nivel como en los 90 y la primera década de los 2000.
Ostiz viene para quedarse, por lo que se ve, y lo hace en uno de los mejores momentos de la historia del ciclismo femenino, con pruebas televisadas al mismo nivel o casi que los hombres y con las tres grandes vueltas en funcionamiento tras el regreso del Tour y la Vuelta a España. Ayer, emocionadísima, contestaba a la prensa tras la plata y le preguntaban qué era lo más duro que había pasado para llegar hasta ahí. “Todo”, fue su contundente respuesta. Un deporte durísimo. Enhorabuena y toda la fortuna necesaria para ir confirmando poco a poco este porvenir que se vislumbra, que no será fácil.