El informe sobre las patologías que sufre el Condestable ha dejado claro que el palacio presenta deficiencias en algunas vigas, deformaciones en otras y filtraciones de agua en la red de evacuación del lucernario central. Sólo por el tema de las vigas, las reparaciones van a ascender a 140.000 euros, además de que el Ayuntamiento de Pamplona se ha visto obligado a cerrar una sala de exposiciones. El mismo Consistorio ha asegurado que a principios de noviembre reabrirá el Aquavox de San Jorge después de reparar los desperfectos del vaso de la zona hidrotermal. La avería, detectada en agosto, costará unos 50.000 euros. La prensa no recogió el tema pero hace pocas semanas fui testigo de la torrentera que desde el segundo piso del Aquavox del Casco Viejo manaba hasta la calle y que se formó –imagino– por problemas en las conducciones de agua. Los objetos y las construcciones no son perfectos y sufren desgaste, más aún si su uso es compartido por miles de personas. Cierto, pero ¿cuánto tiempo ha de pasar antes de que consideremos temprana la aparición de fallas? ¿Quince años no es un margen estrecho para semejante deterioro? Lo digo porque la inauguración de las tres obras mencionadas comparten fecha: 2009 y, en lógica, idéntico equipo de gobierno y máxima responsable municipal.