El lingüista Koldo Mitxelena “nos enseñó que el misterio del euskera no es su origen, sino su pervivencia a lo largo de siglos”, y la capacidad de mantener su uso y utilidad social en condiciones históricas adversas con la llegada de nuevas lenguas, conquistas, migraciones, prohibiciones es quizá lo que mejor lo ejemplifica. Los restos arqueológicos que en los últimos meses han ido apareciendo en diversos lugares de Navarra con palabras vinculadas a una vieja lengua vascónica –Irulegi, Larunbe o ahora Lantz–, y otros que todavía permanecen ocultos y otros que hayan sido destruidos con los siglos avalan también esa afirmación.
Iruña acogió ayer la presentación de la cuarta edición de Euskaraldia, un ejercicio social que se extiende por todas el territorio del euskera que busca activar su uso en la calle, comprometer a la sociedad con la utilización cotidiana de nuestra lengua y confronta la realidad del éxito de su recuperación con la necesidad de afianzarlo. Un ejercicio social posiblemente único en su capacidad de movilización –más de 320.000 personas–, para activar una lengua minorizada. El euskera es una lengua que aporta pasado, historia, riqueza e identidad, pero también tiene que seguir siendo una lengua de presente y de futuro para seguir garantizando la pervivencia a que se refirió Mitxelena. Ya se ha convertido en referencia educativa para la sociedad y ha adquirido una presencia notoria y notable en el ámbito cultural y artístico y poco a poco compite por integrarse en los canales informativos y hasta se adecua a la revolución digital y de las redes sociales, pes su presencia y penetración social aún no ha alcanzado las cotas deseables.
El propio lema de la cuarta edición –Elkar mugituz egingo dugu–, hace referencia a la activación, al movimiento, a las emociones y a la influencia que tenemos uno sobre el otro. La fuerza de las emociones en movimiento como una puerta abierta a un cambio de ciclo que permita poner en primer lugar la socialización de la lingua navarrorum como norma de hábito. Esta edición de Euskaraldia plantea objetivos que miran a un horizonte que va más allá de los logros de las anteriores. Una dinámica de compromiso común que active a vascoparlantes y euskaltzales que se extienda en el tiempo y en la sociedad después de las fechas oficiales de Euskaraldia del 15 al 25 de mayo de 2025.
Las lenguas siempre suman y el plurilingüismo es una valor añadido de cultura, conocimiento e identidad que nos enriquece como sociedad. Quien sostenga lo contrario miente a sabiendas. Por desgracia, todavía hay fuerzas, y más en Navarra, donde el euskera es una lengua original y propia de la tierra, que hacen bandera de la cuestión lingüística y la utilizan en la lucha partidista, difundiendo la falsa idea de la imposición. Una visión de lenguas excluyente, vieja, sin sentido y simplista. Es obvio que queda un largo camino por recorrer, pero hay que ser capaces de valorar también por los logros acumulados. Se pone en marcha un edición de Euskaraldia, un trabajo común y un movimiento social que si no existiera habría que inventar. Es un camino por el que hay que seguir transitando para que el euskera, además de símbolo irrenunciable de una identidad abierta y plural como la nuestra, sea una herramienta eficaz de comunicación y de cohesión social. En nuestra mano está.