Vuelve otro mantra clásico. Como vuelven las grullas, las setas o las zapatillas de cuadros. Y es que pareciera que UPN y el PP no tienen bastante con la rentabilidad bastarda del pasado de ETA, que necesitan más. Así que vuelve el euskera que se cuela en nuestras casas por las antenas de la ETB como amenaza patógena de la sacrosanta identidad navarra, foral y española.
Y es que la semana pasada, en el Senado, UPN y el PP acusaron a ETB de diluir la identidad navarra. ¿Quién es capaz de sostener esto si no es que está recién salido de una rave valenciana?
No obstante, al oír aquello, quise probarlo en mi mismidad navarra por si servidor se diluía en qué se yo a costa de un idioma. Encendí la TV y apareció la BBC News que escuché en inglés de Oxford sin que ello amenazara mis sufijos terminados en “ico” . Cambié a France 24H y ahí tuve mis dudas pues me declaro francófono. Il est vrai. Pero la cosa no fue a mayores. Luego se coló por las ondas VOX Austria. Me asusté por si VOX había colonizado la TV austriaca. Y sí, había algo de verdad. Pero los anuncios de salchichas no me afectaron. Seguía enganchado a los pimientos de Lerín. Luego conecté con Al Jazeera que emitían noticias en árabe sobre el genocidio gazatí. Sentí el corazón frío y sonámbulo del mundo. Y también desesperación. Salvo eso, mi sangre no se había diluido en el alfabeto árabe. Luego conecté con Extremadura TV que emitía un documental sobre Monfragüe. Me entraron ganas de salir corriendo pues hacía tiempo que no viajaba. Pero Mutilva me retenía. Y mucho. Luego apareció la RAI italiana que emitía una docuserie sobre Raffaela Carrà. Y sí, me entraron ganas de aprender italiano; pero solo por leer a Cesare Pavese en su propia lengua. Finalmente Conecté con Cubavisión. Entonces sí que quise salir huyendo de esta Comunidad que se enfrentaba a seis meses de lluvia, frio, nieve y oscuridad.