Barrios fantasma sin un alma por las calles. Es lo que estamos viendo tras las alertas de nuevas lluvias torrenciales e inundaciones. En Chiva, Valencia; en el barrio de Campanillas de Málaga; en Amposta de Tarragona, y en otras muchas localidades que se encuentran en zonas calificadas como de riesgo de inundación –existe un mapa de Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSIs)–. El litoral mediterráneo es la zona cero de la España anegada, un censo que abarcaría al menos un millón de viviendas en zonas de riesgo de anegación, según una investigación publicada por elDiario.es en 2023.
Ecologistas en Acción aboga en este sentido por reformular de arriba a abajo las políticas de planificación y gestión del territorio. El 80% de las viviendas se han construido a partir de la década de 1970 transformando radicalmente los usos de comarcas que tradicionalmente fueron agrícola. Huertas. El 90% de la superficie de la llamada comarca de l’Horta Sud está ocupado por viviendas, polígonos industriales o áreas comerciales. Pero no todos los desmanes forman parte del desarrollismo de los setenta-ochenta- noventa. Tres de cada diez viviendas afectadas por la DANA en Valencia se construyeron en zona inundable durante la burbuja inmobiliaria, en el cinturón sur del área metropolitana. La presión turística ha hecho estragos además de que obliga a replantearse la estrategia de este sector en determinadas épocas del año. Algunas playas están de hecho cerradas para facilitar tareas de limpieza en la zona.
Todo un despropósito urbanístico en el que han sido cómplices muchas administraciones regionales y municipales pese a las leyes y planes redactados desde hace más de 30 años y sin que existe una normativa estatal que lo prohíba. La organización ecologista reconoce en este sentido que las comunidades autónomas y muchos ayuntamientos no solo no han eliminado edificaciones en zonas inundables sino que se han seguido otorgando licencias de construcción “anteponiendo los intereses económicos de promotores inmobiliarios y empresas de la construcción al interés público y a la seguridad de las personas y bienes”.
En Ontinyent, Valencia, el río se desbordó hace cinco años y obligó a evacuar a cientos de vecinos. Hoy se trabaja en la construcción de un parque inundable en la margen izquierda y se han demolido las viviendas más próximas al cauce del río tras un proceso de expropiación. Son casos aislados.
El Ayuntamiento de Sevilla también ha paralizado su propósito de construir pisos en zona inundable tras el paso de la DANA.
Hace dos años supimos también que en Navarra había 22.333 edificaciones en zona inundable; 8.246 estaban en planta baja y destacaban las poblaciones de Caparroso (973), Arguedas (859), Azagra (805) y Falces (504). La naturaleza se venga por la ocupación de espacios que en realidad pertenecieron al cauce de ríos y barrancos. Hoy se habla de “renaturalizar” y que los cauces no hay que canalizarlos con tuberías de hormigón sino reconvertir las riberas de los ríos en espacios naturales. Es lo que se pretende hacer a orillas del Arga en Rochapea, Burlada o Atarrabia. Desandar el camino andado.