He empezado a escribir esta columna y conforme se han ido juntando las primeras letras y ha salido el nombre de Mazón ya han dejado claro que el asunto les disgustaba todo. Suele pasar, pero esta vez daban señales de alteración por encima de los renglones más o menos torcidos. Simplemente, se trata de decir que la comparecencia de Mazón perpetrando un penoso intento de explicación de su papel en la DANA de Valencia es un buen ejemplo de lo que el DRAE define como indecencia. Volvió a mentir sobre sus propias mentiras. No ofreció ninguna explicación mínimamente aceptable una vez conocida de sobra la realidad de su devenir el día de la DANA y su escaqueo de las responsabilidades que le exigen como presidente de la Comunidad Valenciana en una situación de excepción como la que se vivió allí hace 17 días. Eso sí, expandió de nuevo las culpas a diestro y siniestro volviendo a intentar falsear el relato y los tiempos de unos hechos que ya forman parte inevitable y desgraciadamente como parte de su currículo político de ineptitud e incapacidad. No va a dimir, como era de esperar –en España no dimite ni diós–, pero, aunque quizá me equivoque conociendo la justicia que campa por este Estado, difícilmente podrá eludir tener que responder por su responsabilidades políticas y penales. Sabe, como todos, que los protocolos funcionaron porque está demostrado, muchos de los alcalde del PP aplicaron las medidas para paliar los efectos de la tormenta y tratar de minimizar los daños humanos y materiales mientras Mazón estaba desaparecido y desconectado durante la tormenta. En su intervención escenificó que su papel no tuvo nada que ver con el que fue en realidad. No es legítimo asumir la responsabilidad de ser presidente de un Gobierno, no asumir las riendas de las responsabilidades que implica ese cargo cuando vienen mal dadas y acabar echando balones fuera o desviando la atención y las responsabilidades hacia cualquier lado. Es vergonzoso y una muestra más no ya de la mala política, sino de la peor política. Estas letras tienen claro que es falso el mantra de que todos los políticos son iguales, y Mazón es el compendio palmario de que estas letras tienen razón. Al nivel de la comparecencia de Aznar para también escaquearse de su responsabilidad tras los atentados del 11-M en Madrid y de las mentiras que le siguieron como inútiles cortinas de humo. En el colmo de la miseria ética y política, Mazón vino a insinuar que no hubo nada que hacer dado el alcance apocalíptico y excepcional de la DANA. Vaya que las más de 220 víctimas, las casas, vehículos, campos e infraestructuras destruidas y el coste inmenso de la reconstrucción era inevitable estuviera Mazón donde estuviera. Un corta y pega del argumento de Ayuso de que los más de 7.000 ancianos y ancianas muertos en las residencias de Madrid abandonados a su suerte durante los momentos más duros de la pandemia de la covid-19 se “iban a morir igual”. Tengo claro que en Navarra estuviera quienestuviera en la presidencia del Gobierno con el papelón protagonizado por Mazón no estaría en el cargo hace días. Si Mazón es el agarradero de Feijóo y la excusa para intentar dinamitar las instituciones de la EU por la puerta de atrás, las letras dicen que Feijóo tampoco tiene futuro. Esas letras se largan indignadas.