Una de cal y otra de arena. Las jóvenes de nuestros institutos son capaces de pararles los pies a sus compañeros si se están pasando. Fuera y dentro de las aulas. Como se ve que la escuela es fiel reflejo de la sociedad y a través de las redes los jóvenes “se tragan” los discursos antifeministas con su hashtag incorporado (acabo de ver en Tik Tok a un tío que defiende a la mujer latina tradicional y otro que dice que tener una cuenta en Instagram es de “busconas”).
Todavía pasa que los chicos ocupen todo el patio y las chicas se queden en una esquina. Pasa que haya chicos que no participan de actividades que se organizan en los centros educativos a favor de la igualdad. Sigue habiendo un “macho que lleva la voz cantante”, tal y como admite Raquel Gonzalo, del IES de Mendillorri (12-16 años), y al que siguen otros para no ser discriminados aunque es posible que quisieran hacer ese “cambio”. No cabe duda de que la implicación del profesorado es crucial para combatir en este 25-N.
"Cada vez hay más chicas que se atreven a pararle los pies a un compañero si se pasan"
Si no fuera por profesionales como Raquel, como Daniela Costea, de Azagra o Elisabeth Eskisabel de Estella tengo claro que hay mensajes sobre las relaciones con respeto –que tocan lo emocional y sexual– que no calarían igual. Profesionales que defienden que las redes deben utilizarse como aliadas en positivo, que son conscientes de que las nuevas generaciones se hablan “mal y sin filtros”. Y que saben que el caso de Ana Delgado en Azagra y de Nagore Laffage en Estella generan un impacto muy positivo en el alumnado al ser historias reales de víctimas.