La Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza se reunió el martes en Baiona para conmemorar el 75ª aniversario de la declaración del Día Internacional del Euskera en 1949 por iniciativa de esta entidad. Defendió el valor del euskera y de las lenguas como elemento de cohesión social y destacó la necesidad de revitalizar esta lengua originaria y propia de Navarra. Actos y propuestas similares se vivirán el próximo día 3 de diciembre en toda la geografía navarra, porque ese día Navarra celebra el Día Internacional del Euskera –también el Día de Navarra y el Día de las Personas con Discapacidad–, una coincidencia que tiene que ver con que esa fecha la Iglesia católica celebra también la festividad de san Francisco de Javier, copatrono de Navarra, euskaldun y navarro. Una conmemoración reivindicativa necesaria. Emocionan siempre las apuestas por impulsar, apoyar y defender la normalización del euskera y todo el bagaje cultural que acumula consigo de siglos atrás. Es la continuidad en este siglo XXI de ese boca a oreja que han transmitido durante generaciones padres y madres a hijos e hijas que ha mantenido viva una lengua que el tiempo y la persecución fue convirtiendo en minorizada pese a ser la lengua de la gran mayoría de los navarros y navarras durante cientos de años. El éxito del último libro de Peio J. Monteano Del euskera al castellano, editado por Mintzoa, refleja la realidad, causas y consecuencias de esa transición. Apuestas populares, y sociales que superan con creces en su valor humanista a los desaires y ataques injustos y muchas veces ilegales que sigue sufriendo el euskera desde la ignorancia y el fanatismo político. La situación del euskera es hoy mucho más favorable que las circunstancias en que vivían la lengua y sus hablantes en 1949, pero la conmemoración reivindicativa sigue siendo necesaria. Más aún en Navarra, donde a pesar de los avances y protección de los organismos internacionales cuesta mucho aún consolidar nuevos pasos para recuperar, acompañar y extender la presencia de esta lengua propia de las navarras y navarros atendiendo la demanda de las familias en las zonas mixta y no vascófona. El euskera ha evitado gracias al esfuerzo de la sociedad navarra su desaparición en un pequeño espacio de tiempo hasta el punto de que hoy está presente en la vida de decenas de miles de personas. Y ello pese a la falta de un consenso político necesario en una cuestión en la que está en juego una buena parte del legado cultural y humano histórico de Navarra. La protección de las lenguas propias es obligación y tarea institucional. Afortunadamente y pese a insidias, falsedades y trabas políticas, administrativas y judiciales, el euskera sigue caminando en positivo en la sociedad navarra ajeno, como otras lenguas, a esa táctica política que busca enfrentar unos idiomas con otros y a unas zonas de Navarra con otras. Queda mucho por hacer, pero, en efecto, se ha hecho mucho en estos 75 años y el camino por delante solo puede ser mejor. Es, por tanto, un patrimonio de todos, dominen el idioma con fluidez, apenas lo hablen o lo respeten aun sin entenderlo. Un patrimonio cultural, pero también personal y social, un vehículo para la comunicación y que forma parte de la identidad de Navarra. Hoy, sin alardes excesivos ni autocomplacencias falsas, el euskera es un idioma que vuelve a estar vivo como lo ha estado en la historia de Navarra. Esta Navarra de hoy tampoco se entiende sin el euskera.