No es fácil ser joven. Nunca lo ha sido. Cada generación tiene lo suyo. Creo que todas. Es una etapa de la vida en la que el futuro suena lejano y donde la euforia por vivir deprisa el presente a veces se choca con la realidad y sus problemas. Con los de ahora también. Y es que aunque la juventud es siempre un valor en alza, algunos datos empiezan a ser preocupantes. Recientemente el Observatorio Vasco de la Juventud ha publicado un amplio estudio que detecta que existe el riesgo de un incremento de posiciones de ultraderecha en el colectivo de hombres de 15 a 19 años, que son quienes menos apoyan los derechos del colectivo LGTBIAQ+ y la inmigración. También los que menos respaldan el derecho al aborto y la eutanasia. Las mujeres, en cambio, se muestran con posturas más de izquierdas, aunque hay retrocesos en algunos posicionamientos. El Injuve también publicó en su día otro estudio que hablaba de la penetración del extremismo de derecha entre la juventud a nivel estatal. Estaría bien tener la foto de la juventud navarra , aunque en este mundo tan globalizado el diagnóstico probablemente vaya en una línea parecida. A nivel europeo, y qué decir norteamericano, ya se está viendo que hay un cambio de ciclo y una corriente de fondo que vira a la derecha en las nuevas generaciones. A la vez resulta curioso que gran parte de la juventud se siente muy alejada de la política. O de la política clásica. Algo está pasando; algo que se percibe no solo en sus ideas sobre temas de la agenda pública sino también en actitudes individuales. Cada generación tiene su contexto y su identidad. Es muy complicado tener una opinión desde otro lugar u otra edad y por ello no deja de ser injusto etiquetar y juzgar. Pero es evidente que algo falla o no se está haciendo lo necesario. Nos estamos jugando el futuro o la vuelta al pasado. Quizás en no olvidar el pasado esté una de las claves de nuestro incierto presente. Por eso resulta esperanzadora la acogida del reciente Congreso Internacional de Historia con Memoria organizado por el departamento de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera del Gobierno de Navarra. Más de 400 docentes y alumnado de quince autonomías y diez países trabajando por formarse en una memoria crítica. En contrastar lo que llega por redes en forma de fake news o productos sesgados de la Inteligencia Artificial y de algunos algoritmos. En muchas ocasiones el futuro radica en no repetir los errores del pasado. Y aquí las políticas públicas de memoria son tan importantes como la educación y el diálogo intergeneracional. Hablar y escuchar más a los y las jóvenes. Y que ellos y ellas hagan lo mismo respecto a los que han navegado antes por otros mares también revueltos, en los que solo se encuentra el norte con la brújula de la empatía, el respeto, la solidaridad y la equidad.
- Multimedia
- Servicios
- Participación