Una de las proclamas que más utilizó Donald Trump durante la reciente campaña electoral fue culpar al gobierno demócrata de Joe Biden de la elevada inflación que llegó tras la pandemia. Con este argumento consiguió que muchos votantes de rentas bajas le dieran su apoyo bajo la promesa de menos inflación, más empleo, mejoras salariales y, en definitiva, una recuperación de la capacidad adquisitiva de los trabajadores.
El próximo 20 de enero de 2025 Trump tomará posesión como presidente electo de los EEUU. De momento, su programa económico consiste en tres actuaciones fundamentales: subir los aranceles comerciales, bajada de impuestos y reducción de la masa de trabajadores como consecuencia de la deportación de inmigrantes en situación irregular. Analicemos por separado estas tres medidas y los efectos esperables para la evolución de la inflación.
El déficit comercial de EEUU es motivo de preocupación para las autoridades norteamericanas por el endeudamiento externo que provoca para financiar la diferencia entre el valor de los bienes importados y el de los exportados. El desequilibrio comercial apareció a mediados de los años 90 del siglo pasado y no ha dejado de crecer, especialmente tras la pandemia.
Los aranceles
Trump pretende revertir esta situación estableciendo o elevando los aranceles (impuestos) a los bienes importados. Las cifras que se barajan son un 60% de arancel para productos provenientes de China (podría llegar al 100% para el coche eléctrico, duplicando su precio en la entrada), y un 25% para los que llegan desde Canadá o México. Las empresas manufactureras de EEUU podrían aumentar sus ventas y generar más empleo (esta es la promesa electoral de Trump) reemplazando los bienes que se vienen comprando del extranjero. Pero hay, también, posibles efectos secundarios negativos.
"Si la inflación crece, la Reserva Federal tendrá que abandonar los recortes de los tipos oficiales y se vería obligada a iniciar una nueva fase alcista"
Los componentes tecnológicos y bienes intermedios importados de China no son fácilmente sustituibles, con lo que las empresas que los necesitan para su producción tendrán que asumir el arancel o buscar un reemplazo local que también encarecerá los costes de producción. Además, los países afectados por la medida proteccionista de Trump responderán con un movimiento similar y también podrían incrementar sus aranceles desembocando en una guerra comercial que frene las exportaciones de EEUU al resto del mundo. Es previsible un menor comercio exterior, con costes de producción interior más elevados que presionen al alza la inflación.
Pagar menos tributos
Otra medida anunciada por Trump es la bajada de impuestos. Durante la campaña fue muy explícito respecto a la eliminación de los impuestos sobre las horas extras trabajadas y las propinas recibidas por los trabajadores (medidas de aparente poco calado pero mucho gancho publicitario).
También dejó entrever recortes a la imposición sobre los beneficios empresariales recuperando el plan que inició en su primer mandato. La caída de la recaudación tras el recorte de impuestos puede ser importante y tendrá que ser compensada con menores transferencias y subsidios (se habla de quitar el subsidio para la compra de vehículos eléctricos), y un aumento de los ingresos por los aranceles a la importación comentados anteriormente.
Este equilibrio fiscal parece complicado, más aún en un contexto con un gran volumen de deuda pública, cercana al 120% del PIB, con posibles repuntes en la prima de riesgo. Si finalmente aumenta el déficit público por la rebaja impositiva se generará un sesgo inflacionista por los estímulos al consumo de las familias y a la inversión de las empresas.
Expulsión de migrantes sin papeles
La tercera gran medida aireada por Trump es el control migratorio y la expulsión de todos aquellos inmigrantes que no hayan conseguido regularizar su situación. Se estima que puede haber unos doce millones de personas en esta situación, de las cuales el 60% (unos ocho millones) llevan más de 15 años en el país. La mayoría de estos trabajadores ocupan puestos de trabajo poco cualificados y con bajos salarios.
En un contexto de desempleo cerca de mínimos históricos (tasa de paro cercana al 4%), los empleadores tendrán serias dificultades para reemplazar a estos trabajadores. Tendrán que ofrecer una buena compensación económica para cubrir estos puestos lo que significará unos sueldos más altos y un incremento de los costes de producción. En última instancia, las empresas trasladarán a precios la subida de los costes y la tasa de inflación tendría un nuevo factor de impulso.
Vuelta al proteccionismo
Las políticas comerciales, fiscales y migratorias de Trump pueden provocar una vuelta al proteccionismo, un aumento de las desigualdades y una injustificable deportación masiva de personas. Pero, además, son políticas claramente inflacionistas. Trump se hartó de nombrar la inflación como unos de los grandes problemas de la economía estadounidense y ahora resulta que su paquete económico propuesto va a tensionar los precios al alza.
Las clases sociales más vulnerables, con rentas bajas y riesgo de pobreza, son las que más sufrirían todas estas políticas y, curiosamente, son las que más han cambiado su voto en relación a las elecciones de 2020. Personas decepcionadas con el mandato de Biden y la candidatura de Harris, a la vez que animadas por unas promesas electorales de Trump muy alejadas de la sombría realidad que se avecina.
¿Qué puede ocurrir?
La evolución de los mercados financieros ya anticipa el repunte de la inflación. Si la inflación crece, la Reserva Federal tendrá que abandonar los recortes de los tipos oficiales e incluso se vería obligada a iniciar una nueva fase alcista. Desde mediados de septiembre (cuando empezó a vislumbrarse la victoria electoral de Trump), los mercados de bonos muestran subidas de los tipos de interés a medio y largo plazo.
El bono a diez años ha subido 25 puntos básicos y ya alcanza el 4,25% (empujando el diferencial con el bono alemán por encima del 2%). El dólar se aprecia ante la mayor rentabilidad de sus activos frente a aquellos denominados en otras divisas. Respecto al euro, el dólar se ha apreciado un 5% en los últimos dos meses, situándose estos días en máximos anuales, con un cruce en el entorno de 1,05 dólares por euro.
La alta inflación sufrida tras la pandemia pudo favorecer la victoria de Trump y sus políticas económicas pueden alimentar un nuevo episodio inflacionista. Trump es un gran estratega y hace trampas en su mensaje (aunque suene a un juego de palabras), pero puede quedar atrapado en la trampa de la inflación.
*Departamento de Economía. Universidad Pública de Navarra