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A la contra

Jorge Nagore

La luz

La luzJavier Bergasa

Ustedes no se habrán dado cuenta porque estarán a cosas más elevadas y con más profundidad, sin duda, pero los que, como yo, vivimos en la minucia y en los márgenes sí que nos hemos dado cuenta: hoy va a anochecer más tarde que ayer. Y mañana anochecerá más tarde que hoy. Sí, será poco, apenas perceptible, tan solo unos segundos, pero, amigos, qué segundos. Vamos ya hacia el verano. No ha empezado el invierno y ya vamos hacia el verano.

Bueno, aunque eso de que no ha empezado el invierno se lo creen estos que hacen caso de la astrología y la astronomía y todo eso, que me parece muy bien, porque el invierno meteorológico ya comenzó hace casi dos semanas, como siempre puntual el 1 de diciembre. Los datos están ahí: la temperatura media en Pamplona los 20 primeros días de diciembre -en los que astronómicamente estamos en otoño- es de unos 6,5 grados, mientras que la que hace en los 20 primeros días de marzo –que astronómicamente es invierno– es de unos 9 grados.

En diciembre hay entre 2 y 3 horas menos de luz que en marzo. Vamos, que eso de que estamos en otoño es no ya solo discutible, sino completamente irreal, sino miren la rasca que hemos tenido estos cinco o seis pasados días, con medias por debajo de los 4 grados. El caso es que, efectivamente, el día más corto del año aún no ha llegado y coincidirá con el solsticio de invierno, pero las tardes ya van alargando, primero imperceptiblemente y luego ya de manera más holgada, especialmente en enero.

¿Qué, a que está bien esto? Ir hacia la luz siempre va a ser bien, porque la luz da sombra y la sombra es el fiel reflejo de que hay luz, mientras que si no hay luz no hay más que oscuridad, amiguitos. Y la oscuridad es muy cabrona, por mucho que tenga sus partidarios, adoradores de Satán o gente así. De modo que no se desanimen, sigan a sus cuestiones pero recuerden que les ayudará la luz.