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Pantalla plana

Carlos Marcos

Columna disciplinaria

Columna disciplinariaMediaset

Gran Hermano ha expulsado “disciplinariamente” a uno de sus participantes, justo el día que daban a conocer a los finalistas de la edición. Nos lo dijo Jorge Javier Vázquez, que se puso en modo velatorio con su séquito callado (es el único momento en el que cierran la boca en toda la temporada) y sin musiquilla de fondo ni para ir y volver de publicidad, que se note lo solemne del entierro. El motivo de la expulsión al muchacho es una “actitud intolerable” y para justificarlo pusieron como prueba del delito un vídeo en el que se veía al chaval intentando ligar con una de las participantes.

¿De forma torpe? Quizás. Hasta hizo un amago de acercarse como si fuera a darle un beso, aunque ella criticara lo “pegajoso” que es y pedía distancia. Días antes ya le habían dado un primer toque por un comentario “inadmisible e intolerable” hacia la chica, que era más de lo mismo, otro intento torpe de hacerle ver lo machito que es, que le dejaba en peor lugar a él mismo. Jorge Javier Vázquez afeó el comentario y el intento de algunos compañeros de minimizar lo ocurrido, como si no fuera para tanto, que es más o menos la cara de incomprensión que se le quedó a la chica cuando le contaron que habían expulsado al concursante.

No seré yo quien defienda o contradiga la decisión tomada porque el programa viene de donde viene y no conozco el reglamento que aceptan al entrar para saber dónde está el fuera de juego, pero confesaré que me sorprendió muchísimo esa expulsión porque las imágenes que nos pusieron no llegaban, ni de lejos, al bullying con insultos, desplantes y vacíos que ha sufrido desde el principio otro concursante. Fue un brutal y peligroso manual de bullying para los espectadores en edad escolar retransmitido en directo y resumido cada noche mientras la gente en redes pedía que hicieran algo para detenerlo.

Sin embargo, a los responsables del programa no les pareció necesario expulsar a los acosadores, como ahora. Fue, de hecho, el público, quien acabó con aquello echando a la cabecilla y ya entonces el resto de la banda, para salvar sus preciados culos, empezó a cambiar su actitud hacia esa persona. Tanto, que hoy uno de los acosadores que decía que le asqueaba solo tenerlo cerca, se acurruca al lado del que fue su acosado, que ha dado todo este tiempo ejemplo de la fuerza que puede tener una persona para soportar, aguantar y perdonar el maltrato cuando hay deseo, admiración o lo que fuera.

A mí me hubiera gustado que entonces también Gran Hermano sacara la tarjeta roja con la misma expulsión disciplinaria para mostrar por televisión que el bullying no es tolerable y no debe tener cabida ni en la escuela ni en la sociedad ni en un concurso de televisión.