Diciembre es el mes de las listas, la zerrenda. Listados que tratan de resumir lo que ha sido el año, lo mejor de cada cosa. Hacemos listas para casi todo. Bueno en mi caso las hago todo el año, es una costumbre. Anotar lo que creo que no se me tiene que olvidar, lo importante o cualquier cosa que se me ocurre. A veces ni siquiera las apunto, son mentales, y me acompañan en muchos trayectos cuando viajo sola. Y cuando las escribo, esas anotaciones aparecen después donde menos lo esperas. Y se repiten. Qué curioso, porque en realidad no cambiamos tanto como nos parece de un año a otro.
Si confrontáramos por ejemplo la lista de buenas intenciones o la de retos alcanzados sería, creo, bastante parecida, sobre todo la de cosas pendientes que quedan por hacer. Estos días previos a la Navidad la lista da la compra cambia, dejamos de lado la rutina y nos adentramos en productos menos habituales. Más caros, también. Bueno cambia para quienes podemos asumir una cesta de la compra todavía más costosa que la del día a día, que no todo el mundo puede. Y apuntamos regalos, los que vamos a hacer o los que nos gustaría que nos hicieran. Aquí tampoco cambiamos tanto. Pensar que regalar es una forma en sí misma de obsequiar, tratar de acertar y sentir que ese regalo podía ocupar un espacio en la lista de deseos de la persona que lo recibe. Y luego están las listas o cartas a Olentzero o los Reyes Magos, que realmente no sé si se siguen mandando a ese correo mágico que siempre acababa llegando. Quizás ahora sean peticiones por WhatsApp o en aplicaciones donde un Olentzero o Baltasar parezcan reales gracias a la Inteligencia Artificial. Porque no veo mucha escritura manual a mi alrededor últimamente.
Pero sea como sea el formato, manual o digital, está bien llenar la lista con deseos posibles y regalos kilómetro cero. Ser capaces de pedir y de regalar cosas tan esenciales como pasar más ratos con las amigas, tener buenos encuentros en familia, lograr un buen trato en todas las relaciones, más escuchar y menos imponer, más diálogo y menos monólogo, más nosotras y menos yo, más reírse hasta de una misma, más actuar y menos posponer, más gente positiva y cero personas tóxicas, más ocio y menos negocio, más cultura y menos ignorancia, más sueños y menos pesadillas, más dejarse llevar y menos echar el freno, más presencia y menos pantallas, más luz y menos oscuridad, mucha imaginación y palabras, más amor del bueno, que nunca falte la salud, más paz y ninguna guerra, más tiempo y menos prisas, más vivir y dejar vivir sin juzgar la vida de otros... Podría seguir. Deseos no faltan. De momento, yo ya lo he apuntado. Aquí dejo mi lista. Igual me he repetido.