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A PROPÓSITO

Jesús Barcos

Un cambio interruptus

Un cambio interruptusJ.J. Guillen (Efe)

“El periodismo será siempre una profesión fascinante en la medida que espolea constantemente la curiosidad”, escribió Enric Juliana en el prólogo de C3PO en la corte del rey Felipe, libro de Pedro Vallín publicado por Arpa en 2021. “El periodismo ha de proponer un discurso sobre el mundo y sobre lo colectivo”, señaló el propio Vallín páginas después. El autor, que abordaba “la guerra del Estado Profundo español contra la democracia liberal”, criticaba la “existencia de un veto de cuatro años a aplicar el resultado dictado por las urnas” el 20 de diciembre de 2015, hace ahora nueve años. En aquellas Generales el PP fue el más votado, con 123 escaños y 7.215.530 votos. Segundo fue el PSOE, con 90 escaños y 5 millones y medio de votos, y pisándole los talones Podemos, que aunque se quedó en 69 escaños sumando sus confluencias, estuvo a 341.000 votos de los socialistas. Ciudadanos quedó cuarto con 40 escaños y ERC quinto con 9.

Englobando a esas cinco fuerzas, PP y Ciudadanos sumaban 163 escaños, PSOE y Podemos y ERC 168. Además, PNV y EH Bildu, parte de la actual mayoría de Gobierno, obtuvieron 6 y 2 escaños, respectivamente. Democracia i Llibertat, la marca con la que concurrió la entonces CDC, sacó 8 escaños, Unidad Popular en Común dos, y Coalición Canaria uno. Vox se quedó a cero patatero, con 57.733 votos.

A juicio de Vallín, fue clave en 2015 “el temblor de piernas de los espacios de la moderación progresista, que eligieron señalar el 15-M de 2011 y la Diada de 2012 –y sus expresiones políticas posteriores, Podemos y el Procés– como males y no como síntomas”. Decantación impulsada por un panorama mediático con “aprensiones estrictamente madrileñas y generacionales, maceradas en un hábitat cortesano”, “dando proyección a la retórica reaccionaria más desacomplejada”, y “exhibiendo en el mejor de los casos un patente miedo escénico, refractario al más tibio viento de cambio”. Un caldo de cultivo “para que lo inasumible –el viejo nacionalcatolicismo en lujurioso ayuntamiento con el núbil trumpismo– hayan alcanzado el estatuto de oferta legítima disponible”.

El 20 de diciembre de 2015 Podemos obtuvo 69 escaños de votos. Hoy yace en el Grupo Mixto con cuatro, mientras el proyecto Sumar amenaza ruina

Llegados a este cierre de 2024, Trump tendrá segunda parte, Vox mira para arriba, Ayuso y MAR emiten su canal temático, Podemos, con 4 escaños, yace en el grupo mixto. Sumar es un proyecto descosido que amenaza ruina, y Ciudadanos agoniza, con el navarro Pérez-Nievas intentando insuflarle pulso. En Catalunya ya no gobierna el independentismo, sino el PSC. En Europa la extrema derecha es una realidad insoslayable y en el planeta el lema “otro mundo es posible” se ha quedado enclenque, tristemente demodé, entre la desvergüenza por tanta inhumanidad en Oriente Medio.

Aquellas elecciones de 2015 que dieron el triunfo a Rajoy se repitieron en junio del año siguiente tras fracasar un acuerdo entre Sánchez y Rivera. De tal repetición vendría la pasión, muerte y resurrección política de Sánchez. La militancia socialista tuvo olfato en las primarias de 2017. Luego vino la moción de 2018 y el empacho de urnas de 2019. Cuatro Generales en cuatro años.

El sanchismo, con todas sus contradicciones, se ha consolidado como etapa histórica. Salvo estropicio, Pedro Sánchez llegará a 2027 de secretario general. Cubrirá una década seguida al mando de los socialistas, relevante para el Estado y para el propio PSOE, que hoy con 121 escaños, mira con sensaciones ambivalentes cómo se despeja el espacio a su izquierda, donde solo parece fuerte EH Bildu. Los años pasan y la gobernabilidad se ha vuelto aún más difícil (y para el PP hoy por hoy imposible). El día que la derecha estrangule a Vox será el fin del sanchismo, pero para alivio progresista esa meta se le hace bola al PP y es pedir peras al olmo de los ultramontanos. De momento.