Decía esta semana la concejala de cultura del Ayuntamiento de Pamplona, Maider Beloki, en la presentación de los Max, que con esta gala la ciudad se pone en el mapa de las artes escénicas y la cultura en el Estado. Está muy bien que Iruña sea escenario de grandes eventos y citas culturales de toda índole, desde conciertos, festivales, encuentros o galas de premios, porque todo contribuye al desarrollo de la ciudad y de sus ciudadanos y ciudadanas. Así que bienvenidos los Max al Gayarre.
Pero creo también que la cultura en Pamplona ya tiene fuerza suficiente durante todo el año al margen de los eventos. Y por supuesto que ya llevaba años en el mapa, de lo contrario mal vamos o mal se han hecho las cosas, con escenarios como el Navarra Arena, Gayarre, Baluarte, el MUN y un amplio tejido de espacios y asociaciones culturales en activo. Otra cosa es dentro de ese mapa el destino que se elija, como en todos los viajes. Hay varias opciones cuando hablamos de cultura y del potencial de Navarra y Pamplona en este campo. Y quizás la más fácil sea la que te da visibilidad, la de las grandes cifras y eventos; la cultura más popular y festiva.
Pero hay otras igualmente importantes y que creo que son de verdad las que nos posicionan y diferencian. La cultura kilómetro 0, para desde aquí proyectarla al mundo, en nuestras lenguas propias, sin olvidar el euskera. Y no tiene por qué ser minoritaria, si se apuesta por ello. Ahí esta Zetak, con Pello Reparaz al frente y su Mitoaroa. Así que ojalá la gala de los Max sea una oportunidad para que nuestra cultura llegue a dónde nunca ha llegado e Iruña se convierta en un destino a guardar en ese mapa cultural. La próxima parada apunta a 2031 para lograr ser la Capital Europea de la Cultura. En 2016 no pudo ser, a ver esta vez que pasa.