La época del rearme denomina de forma grandilocuente Von der Leyen a este nuevo tiempo en la UE centrado en el crecimiento de los llamamientos belicistas y los discursos defendiendo el aumento del gasto militar a costa de la ciudadanía europea, que sufrirá recortes en las políticas de cohesión social. No se discute las necesidad de medios de Defensa como nadie cuestiona la necesidad de políticas de Seguridad, porque ambas evitan que la ley de la selva, que ya se está extendiendo por todo el mundo con la anulación de la legalidad internacional y los derechos humanos, acabe en un desastre real y global. Pero tienen que estar sometidas a normas democráticas y garantistas y no pueden ser a costa de desatender las necesidades de las sociedades europeas. Para empezar, ese inmenso gasto bélico de 800.000 mil millones debería ir acompañado de una política de defensa común, que tras décadas de existencia y cientos de miles de millones ya gastados en armamento y necesidades militares la UE no ha conseguido. Hoy los 27 estados de la UE invierten tanto en gasto militar como Rusia, pero parece que mal invertido. No es el cuánto, sino el cómo. Si no se da esa coincidencia entre gasto y defensa común será otro ejercicio de inutilidad. Y eso debiera suponer al mismo tiempo poner en cuestión la existencia de la OTAN y la continuidad de las bases de EEUU dispersadas por toda la UE. No parece que eso esté en este sobre la mesa en Bruselas. Por eso dudo que no haya mucho de rabieta e impostura política en las soflamas de los representantes de la UE. Para justificar este giro belicista se echa mano de los discursos del miedo y del enemigo y se vincula solo con medidas defensivas. Pero las armas se crean y se fabrican para hacer negocio matando seres humanos. Así ha sido durante toda la Historia y así está siendo ahora en Ucrania, Palestina, el Sahara o en los más de 40 conflictos armados activos en el mundo. Y conociendo la capacidad de destrucción y autodestrucción de la especie humana nada indica que no seguirá así en el futuro. Las guerras siempre se justifican con grandes ideales como la paz, la democracia, la justicia, la solidaridad, etcétera, pero la verdad es que siempre tienen como objetivo el poder, el territorio, los recursos, las rutas comerciales, negocios... Siempre acaban en sufrimiento, muerte, destrucción y pobreza de unos muchos y el poder y el enriquecimiento de otros pocos. Y para todo ello, ensayar el rearme incluido, está también el Polígono de Tiro de Bardenas, donde los aviones del Ejército y de la OTAN seguirán practicando cómo matar seres humanos, casi siempre víctimas inocentes, allí donde sea. 74 años del Polígono de Tiro, impuesto por la dictadura franquista en 1951, cuyo último contrato con Defensa de 20 años concluye en 2028 y todo indica que si nadie lo remedia continuará como lugar de pruebas de la capacidad de destrucción en una Reserva Natural. La época del rearme necesita una respuesta política, democrática. humanista y ética que impida que sea una excusa para instalar un nuevo mundo en el que el autoritarismo, el militarismo y la ausencia de regulaciones sustituyan a la democracia, el diálogo, las leyes y los derechos y deberes. Como he desconfiado siempre, también desconfío ahora de ese entusiasmo por el gasto armamentístico y los mensajes belicistas.
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