Acabo de ver un vídeo de Tik-Tok de un influencer americano, un chaval de Nueva York, de visita en el País Vasco. Estaba en un mercado hablando con unas vendedoras en euskera explicando con frases sencillas que había estado estudiando tres semanas esta lengua y que esta era su primera vez por estas tierras. Y las mujeres alucinaban, claro.

Últimamente proliferan por las redes los vídeos de jóvenes hablando sobre el euskera en plan bien. Está claro que el interés por las lenguas entre las nuevas generaciones traspasa las fronteras. De todas formas las fronteras, las geopolíticas, son cada vez menos infranqueables para los poderosos, como estamos viendo desgraciadamente en Gaza o Ucrania. En esta tensa situación mundial está claro que Europa, si quiere sobrevivir, además de un kit de supervivencia, necesitará contar con un potente tejido social.

Las eurorregiones son un buen ejemplo de ello: comunidades transfronterizas con relaciones culturales, familiares, económicas y lingüísticas que vienen de lejos. Navarra forma parte de la eurorregión NAEN (Nueva Aquitania-Euskadi-Navarra).

Tenemos muchas cosas en común y una de ellas es el euskera. Acabamos de conocer que seis proyectos europeos de esta eurorregión recibirán 2,2 millones del programa europeo POCTEFA. Tres de ellos están ligados con el euskera. Dos cuentan con la implicación de Euskarabidea (Eusguneak y Hezhi) y el otro es Sarebide, que tiene como objetivo promover la transformación digital de los medios de comunicación en euskara, con la participación de Hamaika TB y Euskalerria Irratia.

Esta es la primera vez que Navarra recibe fondos europeos para el fomento de la política lingüística y eso es una muy buena noticia.