La guerra por controlar la liga europea de baloncesto acaba de comenzar entre la actual Euroliga frente a la NBA y la FIBA, que quieren imponer su propio modelo. Como siempre en estos casos, los detalles concretos son confusos, pero lo poco que hemos podido ver hasta ahora del nuevo proyecto no invita a dar volteretas ni al más hincha más entusiasta. Por un lado, porque se parece a la Euroliga como un clavo a otro clavo. Y, por otra, porque la NBA habla de franquicias en grandes ciudades, como si el deporte en EEUU y en Europa fueran iguales. Y no lo son. Allí, un equipo se muda a otra ciudad y a menudo triunfa; aquí, donde la adhesión a un equipo es algo social, histórico y hasta cuasirreligioso, es algo inconcebible. Allí, el espectáculo está por encima de todo; aquí, lo realmente importante es que gane mi equipo... Habrá que estar atentos, a ver en qué queda todo, pero parece más una lucha de poder que la génesis de una gran competición.