Javier Tebas, tan perspicaz otras veces, parece que en esta ocasión confunde sus deseos con la realidad: “Espero que el Mundial de Clubes sea el primero y último”. Y es que, por disparatado que sea añadir semejante torneo al saturado calendario, tiene muchos motivos para triunfar: el monopolio futbolero en esas fechas (15 de junio a 13 de julio); las ganas de todos los clubes no europeos por participar (visibilidad, dinerito fácil); y las contraprestaciones de la FIFA a los grandes equipos europeos para que le den nivel (más billetes aún y hasta cambios normativos para que los contratos de sus futbolistas no se acaben el 30 de junio). A nada que las audiencias se porten, habrá dinero para eso y para mucho más. Quedará solo por ver cómo empezarán sus ligas nacionales, apenas un mes después, los equipos españoles, ingleses o italianos que participen. Pero eso a la FIFA le trae sin cuidado.