Ganar y dejar todo prácticamente solventado (serían 10 puntos y golaverage particular a favor con el equipo que marca el descenso); empatar y ganar tiempo (serían 7 puntos y golaverage general muy a favor); perder y meterse en un serio lío. Tres opciones para el partido de hoy, en el que da menos miedo el rival –aunque se le vio fino y serio ante el Real Madrid, y sin el terrible arbitraje habría puntuado en el Bernabéu– que el propio Osasuna y su deambular por la categoría en los últimos meses. Pero es el momento de darlo todo, de marcar con claridad la diferencia entre un equipo de la zona media de la tabla con otro metido en el barro de la lucha por la permanencia. Y sin necesidad de épicas ni de milagros, sino recuperando el juego y la contundencia del inicio de temporada. Hay días en los que simplemente no se puede fallar.