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Mesa de Redacción

Joseba Santamaria

Fascinación vaticana

Fascinación vaticanaAgencias

El poder de fascinación del Vaticano es otro importante poder terrenal de la Iglesia católica. Se mantiene intacto tras 2.000 años. En este tiempo de ritos y especulaciones que sigue a la muerte del Papa Francisco, cientos de medios de comunicación tiene situado su principal foco de atención informativa en la Roma vaticana. Abren informativos, copan las portadas de los periódicos, ya sea en ediciones de papel o digitales, inundan las tertulias opiniones, análisis y valoraciones de todo tipo, muchas rozando el imaginario más absurdo, teorías y, predicciones antiguas y conspiraciones a tutiplén circulan por las redes sociales incansablemente. Realmente, esa capacidad de los ritos católicos del Vaticano de generar estos niveles de atracción social y política resulta alucinante.

Ahora todo está centrado en la despedida, el funeral y el entierro de Francisco, pero ha sido fallecer el Papa y regresar el apasionante mundo de las intrigas vaticanas. Un largo historial de pugnas por el poder terrenal de la Iglesia católica, con asesinatos, encarcelamientos, burdeles, persecuciones y demás ingredientes de cualquier batalla en la jerarquía católica que se haya preciado en sus 2.000 largos años de existencia. A cristazos muchas veces, una pequeña elite católica se reúne para designar al que llaman sucesor de San Pedro al frente de la diócesis de Roma. En esta ocasión, 133 cardenales, el 80% de ellos designados por el propio Bergoglio durante sus 12 años de papado. No se puede negar que el Cónclave es una cita apasionante. Los expertos en esa oscura y secreta ciencia que se conoce como vaticanismo ya comienzan a intentar predicciones, y los nombres de los papables teóricamente mejor situados para suceder a Francisco copan los primeros puestos de unas quinielas surrealistas. A unos se les alinea con el sector progresista, que parecen estar más o menos cerca de la tesis y reformas que ha defendido e intentado por en marcha Francisco y pueden sumar ahora una mayoría suficiente para influir definitivamente en la elección de su sucesor, y el resto, que sería los que menos opciones parecen tener a día de hoy, a las tesis más conservadoras e involucionistas del catolicismo.

Pero al igual que los caminos del Señor son inescrutables, las intenciones del Espíritu Santo también lo son y nunca nada es lo que parece en ese antiguo y misterioso ritual del Cónclave. De hecho, la historia está llena de Papas ineptos, puteros o corruptos. Ahí dentro, en el encierro cardenalicio, y ellos sabrán cómo, los cardenales harán campaña. Vaya si la harán. Hay muchos intereses en juego No es una cuestión menor. La Iglesia católica suma 1.200 millones de fieles en todo el mundo –practicantes de sus ritos son realmente muchos millones menos–, y quien asume el papel de Santo Pontífice asume al mismo tiempo un importante poder político, económico y social. Y el Vaticano nunca ha renunciado al ejercicio de ese poder en el ámbito de las relaciones internacionales de la geopolítica, como bien ha demostrado también el Papa Francisco en muchos de sus mensajes al mundo sobre las personas migrantes, el genocidio en Gaza, las guerras o la acumulación capitalista de riqueza en pocas manos. Quizá es porque lo que está en juego en las próximas semanas es el control del poder terrenal de la Iglesia católica, casi nadie estos días escribe sobre el origen y objetivos del mensaje evangélico humanista y ético de Jesús. Esa parte debe ser para la Ciudad de Dios, allá donde esté.