EL CASOPLÓN
Dirección: Joaquín Mazón. Guion: Roberto Jiménez. Intérpretes: Pablo Chiapella, Raquel Guerrero, Nerea Pascual, Álvaro Lafuente, Noah Casas y Edurne. País: España. 2025 Duración: 88 minutos.
Joaquín Mazón (Madrid, 1976) se ha especializado en un tipo de comedia costumbrista que tiende un puente entre el hoy y lo que hicieron Ozores y sus amigos durante los años del tardofranquismo y la transición. Algunos lo llamaban españolada, una etiqueta para definir un tipo de cine carpetovetónico de sal gruesa y ánimo populista. En los últimos años de Franco, el sexo tapaba al silencio político; en la hora del tercer decenio del siglo XXI, la familia sustituye al sexo. El maestro de esta vía pedestre de escatología, colegueo y humores blancos es Santiago Segura. Si vieron la entrega de los Goya, saben que con el último premio, el ex-aquo entre La infiltrada y El 47, se nos recordó que hay otro cine que casi nunca premian pese a que la cuenta de Segura crece en una progresión inversamente proporcional a la de su paupérrima calidad que cada día empeora.
EL CASOPLÓN
Dirección: Joaquín Mazón. Guion: Roberto Jiménez. Intérpretes: Pablo Chiapella, Raquel Guerrero, Nerea Pascual, Álvaro Lafuente, Noah Casas y Edurne. País: España. 2025 Duración: 88 minutos.
En ese panorama, Mazón, un discreto realizador de televisión donde firmó obras como Manolito Gafotas, Cuestión de sexo y Doctor Mateo, decidió pasar al mundo de largometraje con un filme en el que se inscribe su libro de estilo: Cuerpo de élite (2016). Detenido por la pandemia –no todo lo que trajo la Covid fue perjudicial–, Mazón en apenas tres años ha producido La vida padre (2022), De Perdidos a Río (2023), La Navidad en sus manos (2023) y La familia Benetón (2024). La fórmula se repite, los diálogos y los argumentos se perpetúan.
No hay que pasar por alto que Mazón es uno de esos legionarios que, desde las tribunas televisivas, desde esos grupos mediáticos conformadores de opinión y votos, combaten a ese otro cine español impuesto a golpe de conciencia social, mirada feminista y ambiente rural. Entre esas dos orillas transcurre este cine que llaman español y al que nadie canta las 40.
El casoplón, con una lejanísima inspiración arrancada al Parásitos de Bong Joon-ho, plantea la ocupación de una vivienda de lujo por una familia de escasos medios y mucho peligro. Como el citado filme coreano, los protagonistas de El casoplón poseen vocación parasitaria, son chupópteros ibéricos; buena gente en el fondo que se aprovecha de que los dueños del casoplón están fuera para vivir unas vacaciones de ensueño. Con ese argumento Mazón no se plantea altos objetivos artísticos. Lo suyo es sostener una comedia alelada sin ácido, ni veneno. En sus manos, los tres infantes parecen salidos de Parchís y los dos adultos se dirían que han sido engendrados por el mismísimo Esteso. El ansia comercial no esconde su limitada ambición: aprovechar las vacaciones de Pascua para que toda la familia pase por taquilla.