El otro día habría sido de los que estrenamos los baños portátiles temporales que han instalado en la estación de tren de Pamplona, que como el TAV sigue sin llegar desde la primera República pero siempre está la promesa de que llegará y con él una nueva y moderna estación pues ahí sigue, languideciendo como una de las más cochambrosas de todas las capitales de comunidad. El caso es que seguí los carteles y ahí me encontré: en unos portátiles, porque los habituales están siendo remodelados. Me recordó, lógicamente, a San Fermín o a fiestas de pueblos y ahora leo que esta clase de urinarios van a implantarse en Pamplona de jueves a domingo en Jarauta y Calderería y que además se va a prolongar el horario de los baños públicos de Plaza del Castillo hasta la madrugada. Viendo que el 70% de las denuncias por incumplir la Ordenanza Municipal sobre conductas cívicas son por orinar en la calle y especialmente los fines de semana parece una idea cuando menos acertada. Eso sí, yo personalmente iría más allá. Pamplona no solo son unos cuantos barrios o el centro y hay muchas zonas de la ciudad en la que no te encuentras un servicio público ni queriendo. Hay baños públicos en varias zonas –sí–, pero varios de ellos están muy cerca, mientras que barrios enteros y amplias zonas no cuentan con este servicio, que perfectamente se podría solventar instalando baños portátiles en zonas separadas de viviendas y locales, tal y como se va a hacer en lo Viejo. Vamos, que está estupendo proteger a los vecinos, pero también es algo a tener en cuenta el ofrecer un servicio de esta clase para poder ir al baño sin necesidad de tener que ir a algún establecimiento hostelero a pedir el favor o tener que consumir algo. Aprovechando el rebufo de esta iniciativa para lo Viejo, sería bueno estudiar ubicaciones que no cuenten cerca con un servicio que siempre viene muy bien.