Desde la cima del Everest, los días claros, se puede ver perfectamente al vecino Lhotse (8.516, la cuarta montaña más alta de la tierra) y, mucho más a lo lejos, la inmensa mole del Makalu, un montañón de 8.463 metros de altura que es la quinta montaña más alta del planeta. Ascendido por primera vez por los míticos franceses Lionel Terray y Jean Couzy hace 70 años, este domingo pasado a primera hora contó con la breve visita en su cima de una pareja navarra: Uxue Murolas e Ignacio Barrio.
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Tras 12 horas de ataque a cumbre, la cordada pamplonesa, sin ayuda de oxígeno artificial –esto antes era lo normal salvo en el Everest y no se recalcaba, ahora se usa tanto oxígeno, en tantos ochomiles, que hay que destacarlo– ni sherpas de altura, mano a mano, paso a paso, se encaramaron a la afilada y estrecha cima que antes que ellos ya conocieron los también navarros Mari Ábrego, Iñaki Ochoa de Olza, Ricardo Valencia y Blanca Ardánaz. Es el cuarto ochomil para Barrio (tiene además Cho Oyu, Manaslu y Lhotse) y el tercero para Murolas –Manaslu, Lhotse y Makalu–, lo que la convierte en la navarra con más ochomiles, cifras que, no obstante, a ellos, les dicen poco pues no buscan acumular números fríos.
Veteranos de la montaña en todas sus facetas y zonas, llevan más de 20 años escapándose siempre que pueden a su cita semanal con la naturaleza, ya sea en Belagua, en Irati, en Huesca, Alpes, Himalaya o donde se pueda. Una auténtica pasión a la que se enfrentan con toda la pureza que les permiten los tiempos de hoy en día, no quizá como en los intentos alpinos puros de los 70 y 80 pero sí muy alejados del mercantilismo de muchas expediciones comerciales. Ayer salieron del campo base camino de regreso hacia Kathmandú, tras un descenso igualmente duro por una ruta calificada de normal pero que es muy larga y que exige muchos metros por encima de la línea de la muerte. Bravo por los dos.