En estas dos últimas legislaturas no recuerdo un año sin un pueblo donde un grupo de padres y madres intenten la apertura del modelo D en el colegio público de su localidad y, a pesar de cumplir los requisitos, no haya recibido la negativa del departamento de Educación del Gobierno de Navarra que dirige el socialista Carlos Gimeno. Todo un clásico. Esta vez en Falces, según noticia publicada ayer por este periódico.
Luego lo habitual es que tenga que venir Geroa Bai, el socio de coalición, a hacer de bombero, presionar por aquí o por allá, cambiar de cromos, tragarse algún sapo, y hacer que la historia acabe con Educación reculando de mala gana y aprobando a regañadientes la apertura de la nueva línea. Final agridulce, porque de entrada la respuesta es siempre no, un no sistemático y disuasorio, a ver si se cansan, se aburren, se desaniman. El otro día preguntaron a la portavoz del Gobierno de Navarra, la también socialista Amparo López, sobre el intento del ejecutivo de Pedro Sánchez, finalmente fallido, de hacer que el euskera sea lengua oficial en las instituciones de la Unión Europea.
“No puedo emitir una opinión, no es una cuestión de este Gobierno. No tenemos opinión al respecto”, respondió. O sea, que el Gobierno de Navarra, de mayoría socialista, no tenía una palabra de sintonía, ni tan siquiera a título meramente protocolario, con una iniciativa impulsada por su hermano mayor madrileño, del mismo partido, que incidía directamente en el estatus legal de una de las dos lenguas de la Comunidad Foral. Imagino helado a más de uno de los presentes. Se entiende, por otra parte, la falta de entusiasmo de los de Chivite. No hubiera sido fácil de explicar que uno de Tudela pudiese relacionarse en euskera con Bruselas, pero no con su propio ayuntamiento. Y lo de Falces, ya veremos. A ver esta vez como van las cosas.