Los fuegos artificiales tuvieron su acto presanferminero. No fue en el entorno de la Ciudadela. Ni siquiera en Pamplona. El último jueves de junio, el Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley para la desclasificación de los documentos relacionados con los Sanfermines de 1978 (requerida ya por el Parlamento de Navarra en 2018, con un cauto apoyo de UPN) y el reconocimiento como víctima de Germán Rodríguez, muerto por un disparo de la Policía.
Ocurrió al finalizar la corrida del 8 de julio y determinó la suspensión de las Fiestas. Disparó Pirotecnia EH Bildu, aplaudida por el PSOE y demás socios de investidura. El PNV introdujo una enmienda con la matanza de Vitoria-Gasteiz (marzo 1976). En el caso de Pamplona, 47 años de impunidad. Todos los gobiernos se han lavado las manos. La tenacidad de la familia y de asociaciones memorialistas han alcanzado este simbólico logro institucional. También en 2018, el Ayuntamiento encargó a la UPNA la creación de una Comisión de la Verdad. Hasta ahora, una vía judicial explorada e inconclusa: sumarios archivados provisionalmente, silencio de la Fiscalía de Memoria Democrática y el parapeto de la Ley de Secretos Oficiales de 1968. La pretensión de la iniciativa parlamentaria aprobada se resume en que el Gobierno “acompañe y coadyuve en la vía judicial” para “avanzar en la verdad, justicia y reparación de Germán Rodríguez y las víctimas de aquellos sucesos de Pamplona”.
Esperemos que el convencimiento del grupo parlamentario socialista, y por elevación del Gobierno, sea más diáfano que la explicación de voto de la portavoz: en la tribuna siempre puso el apellido Martínez a Germán. Desliz contumaz. Puede que todo se quede en la celebración de un acto institucional de recuerdo y reconocimiento. Y que la desidia aborte la traca final de la colección de aspiraciones disparada por EH Bildu en el hemiciclo. Una proposición no de ley carece de carácter vinculante para el Gobierno. Dato.