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Bog@ndo por la red

Negro amanecer

Sí, los incendios que arrasan el Patrimonio de todos tienen responsables, con nombre y apellidos

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Negro amanecer

Maldito fuego. Malditos quienes lo prenden, enfermos de una virulencia que lo destroza todo a su paso y quienes abonan, con su inutilidad o su mala fe (o una peligrosa combinación de ambas) el camino para que las llamas avancen sin control. Las impresionantes vistas del Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas, en El Bierzo (León) son hoy más impresionantes que nunca, sí. El negro ha teñido su roja tez y, junto al verde que cubría esta antigua mina de oro, ha calcinado algo que era identitario de tanta buena gente cuyas vidas y trabajos estaban volcados en este enclave turístico.

Sí, hay responsables

Maldito fuego. Malditos quienes lo prenden, enfermos de una virulencia que lo destroza todo a su paso y quienes abonan, con su inutilidad o su mala fe (o una peligrosa combinación de ambas) el camino para que las llamas avancen sin control. Diario de Valladolid, en un excelso ejercicio de periodismo con mayúsculas, rescata una entrevista de 2018 a Juan Carlos Suárez-Quiñones, consejero de Medio Ambiente de Castilla y León y, por ende, máximo responsable del operativo antiincendios que, ya por aquel entonces, abogaba: “Mantener el operativo de incendios todo el año es absurdo y un despilfarro”.

La mala costumbre de comer

Malditos los políticos que no estarán jamás a la altura de su cargo ni entenderán que figurar en una papeleta les trae una vida de prebendas y unos momentos puntuales de compromiso para los que algunos nunca están. Mientras el fuego arrasaba gran parte de León, el gobierno regional estaba disfrutando de una buena comilona (¿Les suena…?). El consejero Suárez-Quiñones, insisto, máximo responsable del operativo antiincendios, justifica lo injustificable así: “Tenemos la mala costumbre de comer a mediodía”. Cuántos batallaban contra el fuego mientras él, incapaz de levantarse de la mesa, no estaba donde tenía que estar.

La mentira como instrumento

A Suárez-Quiñones hay que reconocerle, por mucha repulsión que nos provoquen sus palabras, que por lo menos sabemos dónde estaba y haciendo qué mientras León ardía. No como Carlos Mazón. Tanto da, también te digo, si los ciudadanos no terminan de interiorizar que tienen el poder de castigar la chulería de uno y otro. La respuesta a la mentira, la crispación y el insulto, para algunos la única forma de hacer política, debe ser el desalojo de quienes han retorcido el deber público de manera tal que ya sólo encaja en su puzle y en el de nadie más. La mentira como instrumento de trabajo de la que habla Juan Tortosa en su columna.

Cargo público

Todo esto debe llevarnos a una reflexión. ¿Por qué políticos nos queremos ver representados? ¿Hasta qué punto la política actual, tan inflamada, tan intestina, es un fiel reflejo de nosotros como sociedad? ¿A dónde tenemos que llegar para querer ver un cambio? “El rumbo de estos últimos tiempos es muy desolador”, afirma en una entrevista para InfoLibre Amparo Sánchez, conocida artísticamente como Amparanoia. Gaza como epicentro de un mundo pendiente de las ocurrencias de Donald Trump, de quien dice “Alguien que se expresa con tanto odio y violencia no debería estar en un cargo público”.