Doloroso empate el cosechado porOsasuna en El Sadar. Más allá del error de Sergio, la segunda mitad del equipo deja algunas dudas que recuerdan peligrosamente a un pasado cercano sobre la gestión de las ventajas. El equipo de Lisci se encerró en bloque bajo en cuanto vio que el rival tenía algo de punch y al final acabó pagando por un error impropio de un portero que ya había salvado al equipo en diversas actuaciones.
Y es que la jugada del gol de Pedrosa tiene poco análisis, aunque sí estaría bien recalcar que viene de un error de Becker en el contraataque previo. Simplemente al último fichaje de Osasuna se le vio desconcertado y no pareció entender la necesidad de esfuerzo defensivo y la clave de acabar el ataque.
Pero la realidad es que el equipo de Lisci estuvo excesivamente hundido cerca de su portería desde el momento en que vio que el Elche se recuperaba del importante dominio local en los 45 minutos iniciales.
Error fatal de Osasuna en el descuento
No dan seis partidos, y menos los iniciales, para marcar tendencias, pero es cierto que ya se espera que el conjunto tenga algún recurso más cuando se pone por delante, principalmente en casa, fuera será otra película. No toca echarse atrás siempre, habrá días que por las circunstancias no quede otra, pero no tiene que ser lo habitual.
Acusó Osasuna en los últimos minutos un importante cansancio, especialmente Moi o Moncayola. Y sorprende que solo fuera cambiado el primero cuando al italiano aún le quedaba un cambio más y a Iker Muñoz o a Osambela en el banquillo.
Duele el empate por diferentes cosas, pero principalmente porque queda la sensación de que Osasuna hizo la mejor primera mitad de toda la temporada. Es, sin duda, el camino a seguir. Tratar de trasladar esa primera mitad a todo el encuentro.
Y claramente aprovechar la explosión de un Víctor Muñoz llamado a divertir mucho a la afición de El Sadar. Es un perfil que siempre ha encajado muy bien con el osasunismo siempre que entienda dos premisas clave: es muy bueno, pero el esfuerzo defensivo no se negocia y que su juego tiene que evolucionar y mejorar la lectura de cada ocasión. Saber cuando es una jugada para él y cuando tiene que buscar a un compañero. Pero bueno, aún es un chaval en formación que sin Aimar en el campo está canalizando el juego ofensivo de los rojillos. No es tontería ni mucho menos.
Tiene poco tiempo Osasuna para quitarse este mal regusto. El domingo visita a un díficil Betis que encima tiene en gran momento a Abde. Buen momento para ver el pasado y el presente del club rojillo. Y también para comprobar la dureza mental de un equipo y un portero que tienen que sobreponerse a un doloroso golpe y no hay nada mejor que hacerlo sacando su mejor versión ante un equipo que pelea por clasificarse para Europa.