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Mesa de Redacción

Ana Ibarra Lazkoz

Embaldosar la ciudad

Tan importante como el ahorro energético es insistir en las reformas estructurales y funcionales

Embaldosar la ciudadPatxi Cascante

La vivienda no es ajena a los objetivos de descarbonización. La directiva europea de Eficiencia Energética en Edificio marca unos objetivos muy claros para llegar a 2050 con un parque de viviendas de emisiones cero, y para ello sería necesario multiplicar por diez las viviendas rehabilitadas al año aunque se esté haciendo un esfuerzo con ayudas públicas, financiación accesible y acompañamiento a las comunidades de vecinos.

Pero tan importante como el ahorro energético es insistir en las reformas estructurales y funcionales para que muchas viviendas antiguas puedan ser habitables, también para intervenir en grandes casas de pueblo, reconocieron ayer los expertos en el Foro de Rehabilitación organizado por DIARIO DE NOTICIAS en su reflexión sobre la ciudad que recuperamos. Una ciudad que cambia. y existe el riesgo –al hilo del debate que lanzó Santiago Iribarren del COAVN– de “embaldosar la ciudad” con soluciones de envolventes de edificios que “uniformizan los barrios” y aunque logran mayor confort no tienen en cuenta el contexto “cultural, arquitectónico o el espíritu de cada barrio”. Son iguales.

Ciudades que, además, sociológicamente van cambiando lo que a su vez tiene su reflejo en los espacios que se habita. Puede ser, como señala Iribarren, que en 20 años muchos bloques que con tanto esmero rehabilitamos estén vacíos porque cada vez vivimos menos personas en cada vivienda. Y quizás las nuevas generaciones no puedan acceder con sus recursos a viviendas tan grandes pensadas para familias enteras. Viviendas que se reforman “como su fuéramos inmortales”.

Bloques cebra

Los llamados bloques cebra se han convertido en uno de los fenómenos urbanísticos más comentados en España. Se trata de promociones de vivienda en serie, reconocibles por sus fachadas a franjas horizontales —claras y oscuras— que les confieren un aspecto repetitivo y homogéneo. Estos edificios, criticados por su escasa integración en el entorno urbano, suelen levantarse en barrios de nueva expansión, acompañados de servicios privados como piscina, garaje o gimnasio, en detrimento de espacios comunitarios abiertos a la ciudad.

El término nació en redes sociales y pronto saltó al debate arquitectónico y político por la velocidad con la que este modelo se multiplica en diferentes ciudades españolas.

En Navarra arquitectos y urbanistas señalan que estos bloques proliferan sobre todo en las áreas de crecimiento de Pamplona y su comarca, donde la presión demográfica y la búsqueda de vivienda nueva alimentan este tipo de construcciones. Barrios en expansión como Lezkairu, Ripagaina o Sarriguren, otros periféricos de Estella-Lizarra o Tudela, figuran entre los que ven cómo las franjas blancas y negras se convierten en parte de su paisaje cotidiano.