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La clase trabajadora, movilizada por Palestina

La clase trabajadora, movilizada por PalestinaJavier Bergasa

Lo que ha sucedido en Gaza no ha sido una guerra ni un conflicto entre iguales. Ha sido –y sigue siendo– un genocidio contra un pueblo ocupado y despojado de sus derechos fundamentales. Lo han señalado Naciones Unidas, lo documentan los informes de Amnistía Internacional y lo ha reconocido Corte Internacional de Justicia, que determinó que existe un caso plausible de que Gobierno de Israel haya cometido actos de genocidio contra el pueblo palestino. Solo lo niegan quienes están interesados en sostener ese régimen de opresión.

En los últimos días se ha anunciado un principio de acuerdo de paz entre Hamas y el Gobierno de Israel, auspiciado por Gobierno de los Estados Unidos. A pesar del entusiasmo con el que se ha recibido en diversos ámbitos el anuncio del llamado plan de paz para Gaza debemos mostrarnos cautelosos. Los sindicatos celebramos que se detenga el insoportable bombardeo sobre la población gazatí y la retirada (sólo parcial) que parece han emprendido parte de las tropas israelíes; y también celebramos cualquier paso que avance en el respeto de los derechos humanos y la liberación de las personas secuestradas y las encarceladas injustamente. Y si se ha llegado hasta aquí ha sido, en gran medida, gracias a la presión de millones de ciudadanos y ciudadanas en todo el mundo, que no han permanecido en silencio ante la barbarie. Las calles han hablado, las conciencias se han movido y la solidaridad internacional ha hecho visible que los pueblos no aceptan la impunidad.

Pero un acuerdo de paz no basta. Se trata de un paso necesario, pero no suficiente. La paz debe construirse sobre derechos, justicia y dignidad. Es urgente garantizar el suministro de alimentos, agua y medicinas a la población de Gaza, restablecer la asistencia sanitaria, reconstruir infraestructuras básicas y asegurar condiciones de vida dignas para cientos de miles de personas desplazadas y heridas. Y, sobre todo, hay que asegurar que la paz sea real y duradera, que no haya vuelta atrás, que ningún poder pueda volver a borrar a un pueblo de la faz de la tierra. Naciones Unidas, la Unión Europea y en general la comunidad internacional deberá velar por que la reconstrucción de Gaza se fundamente en derechos, reconciliación y justicia social, cuente con la participación de los y las palestinas, de los sindicatos y la cooperación sindical y garantice el acceso a un trabajo decente y el respeto a los derechos humanos y sindicales.

Por eso, los sindicatos de Navarra mantenemos la convocatoria de movilización para el 15 de octubre, transformándola en una jornada de exigencia y solidaridad activa. En los centros de trabajo con concentraciónes a la hora del bocadillo,o en el horario que mejor se adapte en cada actividad y en las calles diremos con claridad: seguimos movilizándonos por Palestina, por el cumplimiento efectivo de la paz, por la justicia para Palestina y por garantías de sus derechos como pueblo libre y soberano. Porque el hambre ha sido utilizada como un arma de guerra, condenando a decenas de miles de personas –en su mayoría niñas y niños– a una muerte segura. Porque se ha impedido deliberadamente el acceso de la ayuda humanitaria, cometiendo crímenes que no pueden quedar impunes. Porque trabajadoras y trabajadores –personal sanitario, cooperantes, periodistas, docentes– han sido asesinados mientras cumplían con su deber y su compromiso con la vida y la verdad. Porque esto no es solo un genocidio: es también una ocupación ilegal, una colonización sistemática de territorios en Gaza y Cisjordania, y la usurpación de tierras y bienes palestinos. La comunidad internacional no puede limitarse a celebrar un acuerdo si no garantiza mecanismos de verificación, protección y justicia. Ningún plan puede considerarse de paz duradera si excluye al pueblo palestino, si perpetúa la ocupación o si ignora las resoluciones de Naciones Unidas. Por eso reafirmamos nuestro compromiso con la paz, el respeto al derecho internacional y la defensa de los derechos humanos mediante las movilizaciones del miércoles 15 de octubre.

El movimiento sindical ha estado históricamente en el lado correcto de la historia: contra el apartheid sudafricano, contra las dictaduras latinoamericanas, contra la guerra de Irak. Hoy, de nuevo, nos corresponde estar del lado de la dignidad humana y de la justicia, defendiendo al pueblo palestino, y llamamos a la comunidad internacional, al movimiento sindical y a la ciudadanía a mantener la solidaridad activa con el Estado palestino y a exigir una solución justa, duradera y basada en el respeto a los derechos del pueblo palestino.

El 15 de octubre, la clase trabajadora navarra volverá a alzar la voz. Habrá concentraciones en los centros de trabajo, una concentración en el Hospital Materno Infantil de Pamplona por la mañana, posteriormente nos manifestaremos desde los Golem hasta Antoniutti y ya por la tarde haremos una gran manifestación abierta a toda la ciudadanía desde la plaza del Castillo por la tarde. Porque la paz no se firma: se construye y se defiende.

El autor es secretario general de UGT en Navarra