José María Satrústegui recogió en Valcarlos el término “fantesi” con el significado de coquetería, y “fantesiutsa” aplicado a la persona presumidilla. Nos vienen al pelo. Y es que llevamos una semana, en realidad medio siglo, adornándonos con flores de pega que no acaban de marchitarse. Es evidente que la fantasía riega más el ego que los hechos. Ya saben, la verdad es aburrida, puta frustración.

Así, nos resulta provocativa una parada de cabestros falangistas precisamente en tierras vascas, siendo Euskal Herria, así se proclama, tan antifranquista y tan antifascista. Si usted lo dice…Como agravante de la ofensa se repite que somos un pueblo con memoria, lo cual supone un ejemplo canónico de amnesia. Toda una paradoja. Pues si ha existido durante décadas un lugar ducho en prácticas totalitarias y la exclusión del prójimo ha sido este, no Albacete. Yo donde he visto encapuchados arrasando una librería, linchando al vecino y lanzando cócteles a casa ajena ha sido aquí.

Volviendo al toreo de cabestros, tampoco en el 36 fuimos una cuadrilla unida en su pasión libertaria. Dejémoslo en división de opiniones. Bastaría recordar al populoso paisanaje sublevado y el porqué de las avenidas Navarra de Donostia e Irún, y la calle Navarra de Bilbao, al parecer nombradas de tal modo en el 37 por un afán antifascista y antifranquista. Pero, en fin, olvidemos el olvido, el cercano y el lejano, para seguircantando con orgullo aquello de “¡somos los nietos de los que perdieron la Guerra Civil!”. Como si no hubiera un mañana. O mejor aún: como si no hubiera un ayer. O sea, como si ninguno de nuestros abuelos la hubiera ganado. ¡Ja!