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A la contra

Jorge Nagore

Ojo

OjoUnai Beroiz

El martes presentó el Instituto de Estadística de Navarra unas proyecciones de población para Navarra de cara al año 2039. El caso es que uno piensa en 2039 y le parece el siglo que viene y piensa en 1985 y le parece antes de ayer, pero 2039 está al caer, son apenas 13 años. Y al caer, al menos según la proyección, está una Navarra que pasaría de 684.000 habitantes a 773.000, un incremento del 13%.

Pero, por encima de todos los datos –el incremento se va a deber exclusivamente a la inmigración, sin ésta seríamos una comunidad que, entre otras cosas, pierde habitantes–, yendo al dato menudo veo lo siguiente: el segmento de población de 80 años o más pasaría de las 43.500 personas a nada menos que 63.450 en 2039.

Esto son 20.000 personas más, un 46% más de personas mayores de 80 años. Esto en sí mismo es un reto colosal para cualquier sociedad, en la medida en que ese grupo de edad va a incrementarse de manera notabilísima, van a vivir de media más años que ahora y, en general, la suma de años vividos por todos ellos y ellas en situaciones de cuidados y/o dependencia va a ser muy superior a la que es ahora.

A nivel sanitario, asistencial, de cuidados y de impacto en las generaciones anteriores va a significar un incremento de volumen de esfuerzo tremendo, para el que se van a necesitar muchos más recursos que los actuales en forma de residencias, centros de día, si me apuran hospitales y muchas herramientas más. Porque es cierto que mejora la calidad de vida, pero no es menos cierto que muchos de nuestros mayores llegan a los 80 u 85 con, lógicamente, carencias físicas y mentales muy notables.

Si a eso añadimos que las descendencias que en 2039 tengan que hacerse cargo de los futuros ancianos ya serán en general personas también más mayores que ahora, estamos ante un cóctel al que hay que ir anticipándose cuanto antes y confiemos que en buena medida desde lo público.