Que en un valle como Guesálaz ya el 15% de sus 433 habitantes pertenezcan a un grupo de tendencia ultraderechista y ultracatólica da que pensar. Se trata de la Fundación Maestro Ávila constituida por personas vinculadas a formaciones como Fuerza Nueva, Falange o Vox y liderada por el cura excomulgado Jesús Alfaro, cercano a las monjas de Belorado. En 2009 se instalaron en Arguiñano y abrieron un centro de enseñanza al que acuden unos treinta niños que, según un informe del Departamento de Educación de 2016, “no se pueden considerar escolarizados conforme a la legislación vigente”. Aún así, ahí siguen. Este es el centro neurálgico donde se celebran misas a la vieja usanza y paradas militares a las que acuden fervorosos fieles en autobuses.
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Esta comunidad cuenta ya con una veintena de casas en la zona y sigue creciendo. A principios de año un grupo inversor riojano compró el antiguo colegio e internado de Andéraz por 700.000 euros. El Ayuntamiento de Abárzuza afirmaba que tenía la esperanza de que pusieran en marcha una residencia de ancianos o algún servicio turístico, pero todo esto se va diluyendo al conocerse, cada vez con más detalle, que los compradores también están ligados a la fundación. De momento lo único que han hecho ha sido cerrar los caminos públicos que atraviesan la propiedad.
¿Estamos ante una especie de colonialismo de asentamiento que se aprovecha de la despoblación del medio rural? Quizá esta repoblación a golpe de talonario no sea tan violenta como los asentamientos israelíes en Cisjordania, pero da mucho miedo y por ello vecinas y vecinos de la zona han convocado una marcha de protesta para el día 22 desde Arizala hasta Abárzuza. Ánimo.