Sí, lo confieso, no hace falta que me lo digas, me adelanto yo, soy un antiguo, nostálgico y hasta melancólico. Me gusta el fútbol de antes sin hierba artificial, con charcos y barro, sin pantallitas que retrasen la celebración del gol para calcular al milímetro si el delantero tiene adelantada la puntita de la bota, esa bota de colorines absurdos; sí, también reivindico las botas negras y de paso los árbitros vestidos de negro, ellos sabrán por qué guardan luto, sus razones tendrán, seguro. Y los porteros también de negro para compartir el duelo y con gorra a ser posible. Los números del 1 al 11. ¿Qué pinta una camiseta con el 48? El 5 es central, el 11 extremo izquierdo y el 9 delantero centro. ¿O no?

Por añorar, hasta añoro las arenas movedizas del viejo campo de Oberena y los terrenos arcillosos que hacían engordar los Mikasa, se colocaban cubos llenos de agua en las líneas de banda para hacerlos adelgazar. Y hasta el olor de aquellos vestuarios al Linimento Sloan, aquel señor de los bigotes, y a puros Farias, hoy sería impensable, ya se sabe la salud y esas cosas nuevas de ahora.

Otros tiempos, otra escena: Valtierra, frío, lluvia y paraguas, minuto de silencio y brazaletes, finales de noviembre del setenta y cinco, ha muerto el Jefe del Estado, Su Excelencia, de todos modos el público es como es y no le gusta eso del gol que ha anulado el linier; sí, el linier, aún no se ha inventado lo de llamarle asistente al señor de la banderita; un guardia civil con tricornio se afana en explicar que los paraguas son para protegerse de la lluvia y pinchar con la punta al abanderado no parece un uso admisible, loable empeño el del benemérito. Ahí tengo veinte años, puede que sea esto lo que hoy echo de menos, la juventud que se fue sin que pudiera sujetarla, por eso esta nostalgia que oprime el alma, sí, eso va a ser.

Se acaba el año, medio siglo después y yo sigo creyendo incondicionalmente en los Reyes Magos, como siempre, así que les pido para todos Paz, mucha Paz y bonitos partidos de fútbol llenos de buenos modos y sin maleducados que los desluzcan, les pido seguir viendo niños y niñas corriendo entusiasmados en pos del balón, sirva este escrito, queridas Majestades, como carta petitoria. Feliz Navidad.

Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.