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DineroRTVE

según entendí, la cosa va como sigue: unos chavales de un pueblo de León compraron 80 décimos de Lotería –1.600 euros– y vendieron para recaudar para las fiestas del pueblo un total de 450 participaciones a 5 euros –4 euros eran para premio y 1 quedaba para fiestas–.

El asunto es que se equivocaron porque solo podían haber vendido 400 participaciones –400 a 4 euros dan los 1.600–, pero vendieron 450. Con las 50 de más obtuvieron la cifra de 250 euros. Resulta que les tocó el Gordo. Con lo que a cada participación le tocaban inicialmente 20.000 euros por euro apostado: 80.000.

El problema es que había 450 agraciados y solo 400 boletos sustentados por décimos comprados: había un total de 32 millones de euros de premio para 450 participaciones, no 32 millones de euros para 400.

Pues bien, se ha montado la mundial y aunque parece que se ha llegado a un acuerdo en el propio pueblo poniendo los chavales sus premios personales en la bolsa común para que el dinero a retraer de cada premio sea menor quedan personas que manifiestan su disconformidad. Si divides los 32 millones entre 450 salen 71.111 euros. No son 80.000, pero son 71.111.

Según se lee en las crónicas no son pocos los agraciados que afirman que ellos no van a admitir una rebaja en los 80.000 euros que les han tocado por la sencilla razón de que los chavales –algunos menores de edad, de la comisión de fiestas– o se han equivocado o han querido engañar –lo dicho, 50 participaciones son 250 euros–, aunque, parece ser que también cuentan con el respaldo de buena parte de la localidad, que se ha visto sacudida por un tsunami de características épicas. Lejos de mi intención hacer juicios de valor tanto de unos como de otros, cada cual sabrá, tan solo plasmar lo sencillo que al dinero le resulta colarse en la vida diaria de todos nosotros y convertir un motivo de alegría y celebración en algo completamente distinto.