¿Qué le ocurre a la Lotería de Navidad que sus spots han perdido calidad creativa? Siempre había sido uno de los mejores anuncios del año, pero se ha cebado en la sensiblería en vez de profundizar en su principal virtud, la idea de compartir el azar con familiares, amigos y compañeros. Nadie entiende bien la historia de un décimo enmarcado que compró un abuelo en honor del nieto que nacía y que misteriosamente acabó en el rastro. ¡Surrealismo ibérico! La Lotería se vende sin necesidad del marketing por el peso de la tradición y la ilusión de amortizar la hipoteca. Con filtraciones, el Estado nos ha preparado para que sepamos que los décimos costarán 25 euros en el próximo sorteo.

La mejor publi de 2025 han sido los anuncios de la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell con sus mensajes crípticos o calculadamente ambiguos, aunque sagaces, lanzados en prensa, radio y televisión bajo un presupuesto millonario que hizo felices a los medios. Que alguien haga una tesis doctoral sobre el lenguaje, imágenes, estilo y retórica de la campaña y su efecto real entre los accionistas. ¿Quiénes escribieron todo aquello, por qué se eligieron unas palabras y no otras, cuál fue el método? Me hubiera gustado ser parte del equipo redactor y trabajar hasta el amanecer con los supervisores de los textos de cada página, cada spot y cada cuña.

Entre tanto glamuroso perfume, destacan La Gula del Norte con la Pedroche y su vestido de Nochevieja y El Corte Inglés por su mágico espectáculo. Cocacola está donde necesita estar, al contrario que Campofrío, muy polarizado. Bien la ONCE, Movistar, Iberia y AENA. Los anuncios de Navidad son como las luces de la ciudad, psicodelia para el deseo de comprar. La publicidad decae, ahora que nos tutela la propaganda. Urte berri on!