Gayarre (1844-1890), voz prodigiosa de tenor, algo inusual en la voz varonil, y podríamos recordar a otros de su tiempo y contrincante, como fue Caruso, muy versado en las óperas de Verdi, italianos los dos para hacerle la competencia al roncalés componiendo y cantando.
Y el de Roncal, un navarro sano, con unas dotes de la voz fuera de lo normal, por eso se fue al otro mundo, por ser un fuera de serie, se prodigó en los mejores teatros y coliseos del mundo. No siendo de Pamplona, estuvo colaborando con el violinista Pablo Sarasate, en el hotel La Perla, con los pamploneses de antaño en las fiestas de San Fermín.
Gayarre, un persona importante para la cultura musical, siempre desde su intimidad, fue una persona que fuera de las aureolas no quería fastos ni cosas parecidas, al contrario, la sencillez por delante.
Los concursos de canto, cuando ahora se organizan en nuestro teatro, que lleva su nombre, es un halago no solamente por sus concursantes y su jurado, sino por el reconocimiento al gran tenor roncalés. Y quedan pocos como él.